La importancia de las redes sociales en nuestra vida es una realidad innegable. Actualmente nuestras interacciones giran en torno a cuatro o cinco plataformas que parecen indestructibles, como Twitter, Facebook, Instagram, YouTube o la más reciente, TikTok. Podemos imaginar que, en un mundo tan cambiante como el de internet, estos gigantes serán desplazados en algún momento, aunque hasta ahora varias nuevas propuestas lo han intentado y han terminado fracasando.
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Llegó hace unos cinco años, de mano de Casey Neitstat uno de los youtubers con más seguidores del momento. El desarrollador quería ofrecer una nueva red social que desafiase a lo convencional en cuanto a lo que se espera de este tipo de plataformas. Por ejemplo, la aplicación móvil de Beme permitía grabar con la pantalla apagada, así que los usuarios podían colgarse el móvil al cuello y dejar que fuese grabando sus experiencias desde su punto de vista. Después el vídeo se subía automáticamente sin permitir ningún tipo de edición. También se eliminó la opción de likes y dislikes, y se añadía la opción de responder a los videos utilizando fotos, ya que para el youtuber las imágenes son un feedback más real.
Beme aterrizó con mucha fuerza, de hecho solo la primera semana se publicaron 1,1 millones de videos en la plataforma, pero ahí se quedó la cosa y pronto el entusiasmo inicial empezó a decaer. Por suerte para Neitstat, la CNN se había fijado en esta red social y la compró por 25 millones de dólares, manteniendo al desarrollador a su cargo, para que rehiciese un poco la aplicación. La productora pretendía que Beme se convirtiese en una de sus herramientas digitales para acercar la información a un público milennial. Pero nada de esto ocurrió y a principios de 2018 fue cancelada.