Orgullosos y de traje. Así se han presentado el vicepresidente del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, y su presidente, Pedro Sánchez, este martes antes de celebrar el Consejo de Ministros para presentar su anteproyecto de los Presupuestos Generales del Estado. En resumen, habrá una inversión social «sin precedentes», muchas más becas, más dinero para el Ingreso Mínimo Vital e intervención de los alquileres. Todo muy romántico. Pero sobre la oposición planea una duda que Sánchez no ha aclarado durante su comparecencia: ¿de dónde sacará tanto dinero si España está sumida en una crisis, este sí, sin precedentes? Pues sus leves y poco convincentes aclaraciones apuntan a que de la UE y, por supuesto, subiendo los impuestos. Al menos, la Sanidad verá cómo sus ingresos crecen un 150%.
El golpe será notable, especialmente a las clases medias. Respecto al IRPF, se subirá hasta tres puntos a aquellas personas que dispongan de más de 200.000 euros brutos al año; una tributación mínima del 15% para las Socimis y una reducción de las desgravaciones a los planes privados de pensiones. Al mismo tiempo, aumento de un punto en el impuesto sobre el patrimonio para contribuyentes con fortunas de más de 10 millones de euros. Esto de cara a las subidas de impuestos directos. Los indirectos son otro cantar, pero también crujirán a los españoles.
Las rentas altas tendrán que pagar más impuestos, pero esto no será suficiente para cubrir las necesidades de unos de los presupuestos más ambiciosos de la historia. Al mismo tiempo, los fondos europeos son una promesa que repite el presidente pero que están condicionados y que los frugales tendrán que comprobar y dar su aprobación. Entonces, todas las cuentas tendrán que encajar en un contexto en el que la población está más arruinada que hace años y en el que solo los impuestos no solucionarán la papeleta del Gobierno.
El Gobierno socialista se ha comprometido con Bruselas a recaudar 6.800 millones de euros más el próximo año. Algo que conseguirá también subiendo el IVA y otros impuestos indirectos. Más tasas a las bebidas azucaradas, que subirá al 21%, y otros productos que ellos consideren, como las mascarillas, que mantienen el segundo IVA más elevado de toda la UE. Por no hablar de la subida de los impuestos al diésel, que costarán a cada español más de tres euros al año,.
A través de los impuestos directos, es decir, IRPF, impuesto sobre el patrimonio, de sociedades, tasas a socimis etc, conseguirán según sus propias estimaciones 550 millones de euros. Pero lo mejor es que la mitad de esos ingresos que el Gobierno prevé obtener ya están comprometidos para subir el sueldo a los funcionarios y elevar un poco el importe de las pensiones.
Luego está la cara amable. Lo que el vicepresidente y el presidente han vendido con todo el orgullo del mundo. Para fomentar la natalidad, el Gobierno equiparará a las 16 semanas los permisos de paternidad y maternidad (una iniciativa que costará nada menos que 300 millones de euros a las arcas públicas). Inyectará 250 millones de euros para las becas universitarias y dedicará otros 200 millones para la contratación de “cuidadores profesionales” que ayuden a favorecer la conciliación de familias con menores de 14 años.
El presidente no ha tardado en asegurar que todos esos gastos están financiados por la UE y por la presión e ingeniería fiscal. Dice que son progresistas y que se tratan de algo excepcional puesto que la pandemia requiere inversión excepcional. En el punto clave, la Sanidad, ha asegurado que la convertirá en una activo robusto y que la reforzará con una gran cantidad de dinero, pero la preocupación en la oposición y en Europa es si el objetivo de déficit se cumplirá o estará una vez más disparado.
Vamos, que ayudas a dependencia crecerán un 46%, para la educación un 70% más de inyección y para la joya de la corona, la Sanidad, un 151% más de inversión social. Alrededor de 2.400 millones de euros irán a parar a la compra de vacunas y a reforzar la Atención Primaria.