Seguro que te has dado cuenta de cómo cambia tu estado de ánimo cuando estás enamorado. Sin embargo, el ánimo emocional no es lo único que cambia cuando encontramos el amor. A nivel físico, si sabemos cómo verlo, también sufrimos algunas variaciones. De hecho, los investigadores que se dedican al estudio del lenguaje no verbal, saben a la perfección cuando una persona está ilusionada.
Las personas enamoradas no pueden ocultar que lo están. Al menos, no puede evitar que aparezcan algunas señales inequívocas por mucho que se esfuercen en hacerlo. Sí, nuestras expresiones nos terminan delatando y también nuestro cuerpo. Este tándem hace que no nos sea posible esconder lo inevitable: hemos caído en las garras del amor.
Si tú también lo has notado pero no sabes cómo reconocerlo, descubre cómo te delata tu cuerpo cuando estás enamorado.
La mirada cambia si estás enamorado
Sí, cuando encontramos el amor, es muy común mirar a la otra persona con ojos diferentes. En el primer proceso del enamoramiento, todo nos parece más tierno y nos empezamos a fijar en pequeños detalles, que nos gustan, y que quizá antes hubiéramos pasado por alto.
Lo empezamos a analizar todo con más ahínco y esto hace que nuestros ojos, que son el espejo del alma, también cambien. Nuestra mirada se vuelve más profunda y ardiente. Lejos de ser un análisis clínico, podemos considerarlo más un análisis desde el corazón.
No podemos evitar que nuestros ojos brillen cuando tenemos delante a la persona indicada. Pero este es solo uno de los cambios físicos que empieza a mostrar nuestro cuerpo en esos primeros momentos. Aún queda una larga lista de ellos.
La temperatura aumenta, nuestro cuerpo se activa
Aunque pueda parecer una locura, la temperatura de nuestro cuerpo aumenta cuando encontramos el amor. Esto está avalado por un estudio que se publicó en la Academia Nacional de Ciencias, de Estados Unidos.
Según dicha investigación, que se realizó a través de mapas emocionales, se demostró cómo el amor es capaz de estimular algunas zonas de nuestro cuerpo a través de sensaciones y otros parámetros, como la temperatura.
Si tienes curiosidad, cuando estás enamorado, las zonas que son más propensas a sufrir estos cambios físicos son los brazos, la cabeza, el pecho y el abdomen. En las piernas no suele suceder, aunque nos pueden temblar en los nervios de los primeros encuentros.
La piel también cambia
Una de las cosas que sucede cuando estás enamorado es que aumentan bastante los niveles de estrógeno de nuestro cuerpo. Este conjunto de cambios se refleja de forma directa en la piel, que es capaz de mejorar su apariencia.
En general, los cambios físicos más notables que podemos notar de un primer vistazo es que nuestra piel luce mucho más hidratada. A la larga, nos veremos y sentiremos más sanos y jóvenes.
Esto también está relacionado con la activación de nuestro cuerpo. Cuanta más actividad llevemos a cabo, más fuertes nos sentiremos. Parece un círculo vicioso, en buenos términos, que produce cambios que nos hacen sentir mejor. Cuando estás enamorado, sientes que te puedes comer el mundo.
La sonrisa aumenta si estás enamorado
Seguro que de esto sí que te has dado cuenta. Cuando estás enamorado y empezamos una relación, tendemos a sonreír más, pues nos sentimos mucho más felices y en paz con nosotros mismos.
Uno de los momentos clave en los que notamos esto es, por ejemplo, después de darnos el primer beso con esa persona especial. Si este nos ha gustado y nos ha otorgado placer, se crea un vínculo afectivo.
Cuando nos sentimos bien, el cerebro libera una buena dosis de dopamina, hormona que genera la felicidad. En otras palabras, después de haber mantenido ese contacto íntimo con nuestra pareja tendemos a sonreír mucho más. Esta es una de esas señales físicas inequívocas de que el amor está en el aire, más presente que nunca.
Caminamos más lento
Esta es una de esas señales que no nos paramos a pensar. De hecho, aunque puede haber otras que resultan más obvias, como la sonrisa, esta no parece tener ninguna explicación científica. Sin embargo, ocurre justo lo contrario.
El comportamiento humano es uno de los más complicados de estudiar. Se dice que cada persona es un mundo, pero parece que no es así cuando estás enamorado. Se ha descubierto gracias a un estudio de la Universidad de Seattle Pacific.
La investigación, publicada en la revista PlosOne, dejó claro que, cuando una persona está enamorada y va caminando junto a su pareja, tiende a disminuir el ritmo de sus pasos. Quizá es para disfrutar del paseo junto a la persona amada, quizá porque desea alargar el tiempo lo máximo posible. Lo que sí es cierto, es que esto sucede de forma y es algo mucho más común de lo que podamos pensar.
Las pupilas cambian de tamaño si estás enamorado
Esto es algo que sí hemos escuchado en varias ocasiones. Este tamaño también cambia debido a la excitación sexual. Y, aunque pueda parecer algo que solo se ha descubierto bajo observación, lo cierto es que también existen algunos estudios que se han dedicado a indagar sobre este tema.
Según el experto del Departamento de Farmacobiología del Centro de Investigación y Estudios Avanzados, parece que el amor es capaz de alterar nuestro sistema simpático. ¿Qué quiere decir esto exactamente?
Bien, parece que aumenta la irrigación sanguínea. Esto quiere decir que se alteran algunas funciones de nuestro organismo, como puede ser el tamaño de las pupilas. Este aumenta si estás enamorado y es sencillo de ver a simple vista. Puede que esto esté muy relacionado con la forma en la que cambia nuestra mirada.
Imitación de gestos
Las personas que se dedican a estudiar el lenguaje no verbal, también han descubierto un cambio significativo en el comportamiento de una persona cuando esta ha encontrado el amor.
Si estás enamorado, uno de los cambios por los que nuestro cuerpo nos delata es que varía nuestro comportamiento. Es decir, cuando nos encontramos junto a la persona amada, tendemos a imitar sus gestos y movimientos.
Esto es una forma de decirle, de forma inconsciente, a nuestra pareja que nos atrae. Lo podemos notar, por ejemplo, a la hora de sentarnos, de colocarnos o incluso de mirarnos.