Con la llegada del otoño, llega la temporada de setas silvestres, un momento muy esperado durante todo el año por los amantes de la naturaleza y la micología. La recolección de setas es una actividad que cada vez mueve a más personas que buscan pasar una jornada en contacto con el mundo rural, generando incluso un tipo de turismo específico.
Las setas y los hongos son recursos naturales que hay que proteger de la sobreexplotación por eso hay que seguir una serie de normas. En muchos lugares ya se requieren permisos, como una autorización para recolectar durante un tiempo limitado o un carnet de buscador y recolector de setas. También se suele limitar el peso por persona y por tipo de seta. Además, necesitamos un equipamiento específico como una cesta de mimbre donde ir depositando las setas. Tiene que ser de mimbre porque es un material que permite que las esporas se continúen dispersando por el bosque o pradera y de esta manera se contribuye a la repoblación del suelo. También hay que llevar un pequeño cuchillo o navaja para cortar su tallo adecuadamente. Nunca se debe arrancar de raíz.
4LOS VELOS
Las setas, al inicio de su desarrollo crecen cubiertas por una especie de velo, membrana o fina tela, que las protege de las condiciones externas más adversas. Al completar su desarrollo algunas especies pierden este velo pero otros mantienen algunos restos, que nos pueden servir para diferenciar una seta tóxica de una comestible. Como el mundo de las setas es complejo, también existen distintos tipos de restos de velo. Encontramos la volva en la base del tallo que es como una especie de copa, o medio huevo del que surge el pie. Luego están las verrugas en el sombrero que se pueden separar fácilmente, que también son un resto del antiguo velo. También hay setas que presentan un anillo en el tallo y, por último, existente algunas variedades que tiene una cortina similar a una fina telaraña entre el tallo y el borde del sombrero. Los restos de los velos no son un indicativo per se, pero es un detalle que hay que observar para contrastar, junto con otros detalles morfológicos de la seta, y poder identificar con mayor seguridad su especie.