Con la llegada del otoño, llega la temporada de setas silvestres, un momento muy esperado durante todo el año por los amantes de la naturaleza y la micología. La recolección de setas es una actividad que cada vez mueve a más personas que buscan pasar una jornada en contacto con el mundo rural, generando incluso un tipo de turismo específico.
Las setas y los hongos son recursos naturales que hay que proteger de la sobreexplotación por eso hay que seguir una serie de normas. En muchos lugares ya se requieren permisos, como una autorización para recolectar durante un tiempo limitado o un carnet de buscador y recolector de setas. También se suele limitar el peso por persona y por tipo de seta. Además, necesitamos un equipamiento específico como una cesta de mimbre donde ir depositando las setas. Tiene que ser de mimbre porque es un material que permite que las esporas se continúen dispersando por el bosque o pradera y de esta manera se contribuye a la repoblación del suelo. También hay que llevar un pequeño cuchillo o navaja para cortar su tallo adecuadamente. Nunca se debe arrancar de raíz.
1CÓMO SABER SI UNA SETA ES VENENOSA
Las setas son muy valiosas para la naturaleza. Cumplen una importante función en los procesos de descomposición y limpieza de los suelos. Algunos tipos de setas se pueden utilizar como medicamentos y otros como alimento. Pero hay un buen grupo de ellas que son venenosas en diferentes grados, de hecho muchas variedades comestibles tienen una especie de doppelgänger o ‘clon malo’ venenoso que puede confundir a los novatos. ¿En qué tenemos que fijarnos para saber si una seta es buena o es venenosa?