Parece que las subvenciones para paliar las consecuencias del coronavirus no están muy bien enfocadas. El ministro de Agricultura, Luis Planas, se ha hecho una bonita foto con todos los productores de jamón y se ha colgado la medalla al más solidario. Sin embargo, esto es solo fachada, pues de los cerca de diez millones de euros que Agricultura ha destinado en ayudas a los ganaderos de cerdo ibérico, tan solo el 2% de ese dinero ha llegado a manos de quienes las han solicitado, según la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja). ¿Por qué? Simple. Las ayudas son una trampa, porque en la práctica es más rentable para el ganadero no solicitarla. Así nos lo explica Antonio Gómez, director comercial de Patabrava, una empresa elaboradora de jamones de Guijuelo.
La historia es sencilla. El Gobierno entiende que la raza del cerdo es lo que importa, por lo que estas ayudas buscan que los ganaderos se desprendan de los cerdos que no son ibéricos a cambio de un puñado de euros. Un plan PIVE del sector. Sin embargo, el hecho es que la mayoría de los cerdos de los ganaderos españoles son de raza, por lo que, en la práctica, si quieres cobrar la subvención tienes que romper el «DNI» del animal para hacerlo pasar por «no ibérico», algo que no tiene mucho sentido, pues el ganadero le saca más dinero al cerdo al venderlo como lo que es: ibérico.
“No nos compensa acogernos a la subvención del ministerio porque lo que nos pagan por el cerdo que tendríamos que descalificar para acogernos a esta subvención (es decir, que ya no se puede denominar ibérico) es menor que el mantener la certificación de ese animal”, explica Antonio Gómez, director comercial de Patabrava, una marca jamones de Guijuelo.
Para Asaja, el presupuesto para las ayudas al porcino ibérico es “una vergüenza” y totalmente insuficiente, tal y como han reconocido. Por lo que el criterio de Antonio Gómez o de Asaja es muy similar y lo comparten cientos de profesionales del sector. Lo cierto es que nadie en el sector parece estar contento con cómo se han planteado estas ayudas. Pues si sigue así el tema, es más probable que ese dinero permanezca en los bolsillos del Ministerio de Agricultura antes que se destine a ayudar a la industria.
Tal es el fracaso del plan de Planas, que tan solo se ha repartido el 2% de esos diez millones de euros que el Gobierno ha destinado para ayudar al sector jamonero como consecuencia de la pandemia. Es decir, 20.000 euros que han ido a parar al bolsillo de algún incauto.
“Además es una subvención que afecta solo a ganaderos, pero no al sector industrial, que es el que está sufriendo ya la crisis por la bajada de precios que afecta precisamente a la parte tradicional del sector, la que elabora los jamones de más alta calidad que se consumen en restaurantes y demás”, comenta Gómez.
“La subvención que ha acordado el Ministerio de Agricultura es un acto de cara a la galería, porque los trabajadores más afectados por la pandemia no tienen acceso a esas ayudas”, asegura el representante de Patabrava. Conoce bien el sector y asegura que sus colegas de profesión están en las mismas y opinan exactamente lo mismo: las ayudas presentadas por Planas no son adecuadas ni están siendo efectivas.
“La parte que más estamos sufriendo no tenemos acceso a ninguna subvención”, insiste. “Me gustaría que esta subvención se emplease a fomentar el sector tradicional tanto en la parte industrial como en la dehesa tradicional y apoyase a las cuatro denominaciones de origen específicas del ibérico, porque creo que están bastante olvidadas”, concluye el director comercial de Patabrava.