Isabel Díaz Ayuso utilizó en la primavera cada asunto relacionado con la crisis de la COVID-19 como elemento de discordia entre la Comunidad de Madrid y el Gobierno de España. La baronesa más bronca del PP jugó a ser la líder de la revuelta contra Pedro Sánchez.
Y el tiempo no le ha dado la razón: Pablo Casado ha fulminado a Cayetana Álvarez de Toledo y ha aupado a José Luis Martínez-Almeida. El líder de la oposición, quizás por electoralismo, ha vuelto al redil central en vez de hacer piña con la heredera de Esperanza Aguirre.
EL ACERCAMIENTO DE DÍAZ AYUSO
Isabel Díaz Ayuso lleva meses constantemente amenazada por Ignacio Aguado, que se ha dejado querer por la izquierda en el intento liderado por el PSOE para articular una alternativa al Gobierno que lidera el Partido Popular y que apoya Vox.
La baronesa del PP no temía el pulso e incluso se atrevía a hacer hipótesis con un adelanto electoral que, según las previsiones más optimistas, la podían colocar al frente de un Gobierno monocolor que contase con el apoyo externo de Rocío Monasterio.
Pero Díaz Ayuso, y su jefe de Gabinete (el controvertido Miguel Ángel Rodríguez), han hecho caso a Casado. Y es que el aspirante a La Moncloa pretende recobrar el sosiego, diferenciarse de Vox y acabar deglutiendo a Ciudadanos mediante pacto preelectoral.
Y en este acuerdo futuro casa muy mal una moción de censura respaldada por Ignacio Aguado en la Comunidad de Madrid que dejaría al Partido Popular sin uno de sus graneros tradicionales de voto desde hace un cuarto de siglo.
EL TRUMPISMO CASTIZO
Isabel Díaz Ayuso, de forma más o menos calculada, ha apostado por hacer frente al Gobierno central con una colección de declaraciones estilo Trump. La baronesa, en muchas ocasiones inoportuna, excesiva o acientífica, jugaba una carta fallida para Casado.
Y es que la ciudadanía a nivel estatal no ha respaldado, a nivel demoscópico, a las fuerzas que han intentado hacer electoralismo de una pandemia que ha provocado decenas de miles de muertos en España.
ANA ROSA YA NO LE RÍE LAS GRACIAS A DÍAZ AYUSO
Isabel Díaz Ayuso había encontrado un gran apoyo en la comunicadora Ana Rosa Quintana, que había aplaudido durante los últimos meses la exótica estrategia emprendida por la presidenta de la Comunidad de Madrid.
Pero la reina de las mañanas televisivas parece haberse hartado de la baronesa, tal y como se desprende de sus últimas declaraciones: «La situación en Madrid, lo que ocurrió ayer, genera un desconcierto tremendo».
«Así como hemos dicho que Díaz Ayuso, al principio de la pandemia, fue de las que más rápido reaccionaron, fue un éxito Ifema, se hizo un gran esfuerzo, etc… no entiendo cómo llegamos ahora a este rebrote y estamos igual que estábamos en marzo«, añadió.
ALIVIANDO A PABLO CASADO
La nueva actitud de la presidenta madrileña está aliviando en Génova 13, que miman a dirigentes pactistas tipo Feijóo o Almeida. Y es que Pablo Casado al fin ha aparcado su vena más radical, entre aznarista y aguirrista, para apostar por el marianismo.
El líder de la oposición ha regresado a la senda marcada durante décadas por Pedro Arriola, gurú que con clarividencia veía que la derecha solo ganaba las elecciones en un país como España, que no es solo Castilla y Andalucía, girando al centro.
Y en estas está Casado, que ha rebajado su hiperactividad mediática y su incontinencia verbal para comenzar a labrarse un discurso centrista, constructivo y dialogante. Esta renovación dialéctica ha obligado a moverse a Díaz Ayuso, que ha visto las ‘barbas’ de Cayetana afeitadas…