La diputada más joven de Podemos que ha puesto en su sitio a sus críticos

Con sus casi 27 años, es la diputada más joven de Unidas Podemos. Llama la atención que una millennial haya conseguido llegar al Congreso de los Diputados y haya hecho el suficiente ruido como para que los medios hablen de ella. Sin embargo, Lucía Muñoz Dalda, nacida en las Islas Baleares, se ha convertido en protagonista por decir que le «duele España» y por ser parlamentaria a una pronta edad. Muchos han criticado que Dalda ya dispone de un sueldo elevado y que no ha pasado penurias, pero lo cierto es que se ha convertido en una referente de los más jóvenes que recuerda al Congreso que con la crisis del 2008 y la del coronavirus hay una generación perdida; La primera que tendrá peores condiciones que las de sus padres. Y ante tanta crítica, Dalda ha lanzado un mensaje muy duro contra quienes la acusan de no haber pasado penurias.

«A mi generación nadie le va a poder devolver los últimos 10 años de vida precaria», ha afirmado en el Congreso la diputada de Unidas Podemos. Estas palabras sumadas a un «me duele España» (que también dijo el propio vicepresidente del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, y el expresidente de Ciudadanos Albert Rivera) han despertado la ira de muchos dentro de la oposición y de algunos medios que no han tardado en mencionar que Dalda ya dispone de un salario medio de unos 2.981,86 euros brutos al mes más unas dietas 1.921,20 euros por pertenecer a otra comunidad autónoma.

«A mí nadie me va a explicar lo que es la vida precaria. Sé muy bien lo que es la incertidumbre, cobrar poco, tener miedo. Lo sé porque lo he vivido en mis carnes, lo sé porque lo vivo en las carnes de otros. Ya saben, lo que tiene la empatía», ha detallado la diputada en respuesta a quienes han recordado que tiene un alto nivel de vida.»Nuestra generación ha crecido con la crisis financiera de 2008, y seguirá madurando con la crisis de la COVID. Todos los datos lo demuestran: somos nosotros los que nos llevamos la mayor parte de las bofetadas de nuestro tiempo», ha aclarado.

Lo cierto es que cuando Dalda accedió al Congreso como diputada, presentó unas cuentas propias de cualquier millennial medio. Unos ingresos anuales de menos de 15.000 euros brutos al año y nada más. Ni coche, ni moto ni vivienda en propiedad. Fue con su acceso al Congreso cuando su situación ha cambiado sensiblemente. Y aún así, sigue remarcando en cada discurso la situación de precariedad que viven los más jóvenes, marcados por dos crisis y con muy difícil acceso a una hipoteca, un crédito o un salario suficiente para poder ahorrar.

«¿Los quieren sin planes de vida, ahogados cada mes en alquileres, obligados a pagar el 94% de su salario si quieren vivir solos, sin saber si tendrán un sueldo el mes que viene o si tendrán que volver con las orejas gachas a casa de sus padres?», le preguntó Dalda a la bancada popular. Sin embargo, ha tenido mucha más repercusión el hecho de decir que le «duele España» antes que cualquier otro comentario.

Dalda no se ha cortado en sus redes sociales y ha contestado con contundencia a sus críticos. «Dejen ya de caricaturizar a nuestra generación, porque somos los primeros en tenerlo más difícil que nuestros padres. La cara de la pobreza en nuestro país, hoy, es el de una pareja joven con hijos», ha comentado. «La cara de la incertidumbre, la del joven que sólo encuentra trabajitos de miseria por unos pocos meses. Pero nuestra cara también puede ser de mala leche. Porque el que aguanta, pero no se resigna, acaba por levantar la voz».

Por el momento, es de las pocas diputadas que ha puesto el acento en una situación crítica para los más jóvenes, y más después de que la pandemia haya hecho acto de presencia. España tiene ya el paro juvenil más alto de Europa, pues según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), la tasa de paro de los menores de 25 años ya es del 39,6%, una situación absolutamente insostenible que nadie parece afrontar con la suficiente entereza. Eso sí, es más noticia decir que le «duele España» antes que recordar sus palabras ante un problema como el paro juvenil.