Pablo Iglesias ha apadrinado el nacimiento de un digital llamado La última hora. El único interés de este proyecto es que Unidas Podemos cuente con un escudo defensivo ante periodistas críticos y adversarios políticos.
Y su nacimiento evidencia la obsesión que existe en la cúpula Podemos hacia los medios de comunicación. El vicepresidente segundo nunca ha ocultado su intención de controlar de forma más o menos férrea RTVE.
Pero los designios de la Corporación los marca única y exclusivamente el PSOE a través de la pinza que forman Iván Redondo en La Moncloa y Enric Hernández en RTVE. Esta conexión monclovita ha dejado sin galones a Rosa María Mateo, que mantiene un papel representativo y sigue incumpliendo su promesa de dejar el Ente en cuando se formase Gobierno.
PODEMOS APLAUDE LA LLAMADA DE UN OYENTE MOLESTO A RNE
El digital afín a Podemos, La última hora, ha compartido una llamada de un oyente de RNE a la emisora para protestar del trato que se le dispensa al vicepresidente segundo: «Perdonen, pero yo es que soy escuchante de ustedes, y muy a menudo me parece que los analistas han estereotipado a ese señor, al señor Iglesias. Es como si fuera el malo de la película de todos», decía.
Manuel, que así se llama el oyente, proseguía en su defensa de Podemos: «Yo creo que es un partido político, creo, con sus defectos y con sus virtudes. Pero no estigmatizar. Y menos los señores analistas, que deberían ser imparciales totalmente, y menos en una radio pública».
Y La última hora destaca que ‘Las mañanas de RNE’ llevó el día de la protesta a tres tertulianos escasamente afines a sus posicionamientos: Rodolfo Irago, exdircom del PSOE; y dos voces escasamente simpáticas hacia Podemos, Gabi Sanz y Nacho Torreblanca.
IGLESIAS Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Iglesias en 2012 ya dejaba claro que él exigiría controlar parte de Canal Sur si el PSOE dependía de IU: «Si nuestros votos son necesarios para que se haga ese Gobierno (coalición entre el PSOE de Griñán y la IU de Diego Valderas), debemos controlar por lo menos uno de los informativos, queremos por lo menos un programa al día y queremos otro tipo de películas, porque eso es gestionar el poder».
Ante el periodista Jacobo Rivero explicó que «si el derecho a la información es un derecho democrático, la concentración de la propiedad es incompatible con ese derecho. No puede ser que algo tan importante, y de interés público, imprescindible para la democracia, como son los medios de comunicación, esté solo en manos de multimillonarios».
«¿Por qué no va a existir una regulación que garantice la libertad de prensa en el mejor sentido del término, sin condicionantes de empresas privadas o de la voluntad de partidos políticos? La sociedad civil tiene que verse reflejada con independencia y veracidad en los medios de comunicación», añadía.
Y es que la gente, según decía hace varios años Iglesias, «no milita en partidos políticos, la gente milita en los medios de comunicación. Una persona es de La Razón, de El País, de la COPE o de la Cadena SER. Son mucho más importantes las tertulias en televisión que los debates en el Parlamento». El tiempo le ha dado la razón.
PODEMOS Y LOS MEDIOS PRIVADOS
El líder de Podemos también señalaba que «si la información es un derecho en la medida en que un derecho se convierte en mercantilización se convierte en un privilegio. Lo que ataca la libertad de expresión es que la mayoría de los medios sean privados, incluso que existan medios privados ataca la libertad de expresión».
Y se preguntaba: «¿Por qué esto de tener medios va a ser un privilegio de los ricos? Si alguien los tiene que tener tiene que estar controlado por el Estado que con todas sus contradicciones es representativo en última instancia de la voluntad popular».