Si echamos la vista atrás, a lo largo de la historia, podemos comprobar que el agua ha sido un símbolo de fertilidad. Además, las monedas están relacionadas con la buena suerte. Por eso, no es de extrañar que estos elementos de metal y las fuentes estén íntimamente relacionados. Ambas son protagonistas de un sinfín de profecías y supersticiones.
Un recipiente lleno de agua era el símbolo egipcio de la maternidad. También, para agradar a los dioses y los demonios, se ha usado el dinero desde hace milenios. Unidos, los dos elementos se consideran muy poderosos y es por eso que gente de todas las culturas siguen manteniendo las tradiciones de sus ancestros.
¿Te interesa esta curiosidad? Descubre los motivos por los que se echan monedas a las fuentes.
2Los dioses y deidades, habitantes de las fuentes
Las fuentes tienen una larga tradición supersticiosa tras de sí. Se creía que los espíritus vivían en el interior de estas y de los pozos, de ahí las propiedades extraordinarias de sus aguas. A lo largo del tiempo, algunos pozos se han dedicado a los santos.
El historiador romano Plinio, en el año 77, recomendaba mezclar, en partes iguales, el agua de tres manantiales diferentes con el fin de curar las fiebres tercianas. Además, podemos encontrar más referencias en lugares distintos de la geografía mundial.
Por ejemplo, en una fuente termal situada en Bath, Inglaterra, encontramos una inscripción realizada en latín sobre una tablilla dirigida a la diosa Sulis. Fue realizada por un romano en el año 200 y reza: «Maldigo al que robó mi capa, ya sea hombre o mujer, libre o esclavo. Que la diosa Sulis no deje al ladrón dormir mientras no devuelva la capa a este templo».