Ser comunista es una profesión de riesgo en España. El líder del Partido Comunista de España (PCE) y miembro de Izquierda Unida, Enrique Santiago, ha acudido a una inocente (o no tanto) visita al enorme chalet del vicepresidente del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias. A la salida, Santiago se ha encontrado a decenas de vecinos de la zona increpándole. Le llaman de todo. Incluso «comunista», como si se tratara de un insulto para el líder del Partido Comunista. Los ánimos están tan caldeados que incluso Santiago pide a la Guardia Civil que intervenga para calmar los ánimos.
Al parecer, Enrique Santiago paró el coche porque quería que los agentes que escoltan la casa de Iglesias tomaran los datos a los pocos manifestantes que estaban frente al chalet del vicepresidente y de la ministra de Igualdad, Irene Montero. Cuando paró, los protestantes se indignaron y le llamaron de todo: «¡Comunista!», «¡Macarra!» y todo lo que se les ocurrió. Cuando Santiago ve que no se puede hacer mucho, se vuelve a subir al Citröen y pone pies en polvorosa.