Cuando terminó el estado de alarma y pensábamos que íbamos a regresar a una relativa normalidad, llegó un rebrote aquí y otro allá, y con ellos, de nuevo la incertidumbre. El sector hotelero y las compañías aéreas están siendo los más perjudicados por la crisis del coronavirus, ya que la limitación de movimientos en un futuro a corto plazo es una incógnita y esto hace que los ciudadanos tengan dudas en cuanto a hacer o no reservas para próximos viajes.
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Este verano uno de los mayores temores de los españoles es estar de vacaciones y que se declare un nuevo foco de contagios en el lugar de destino. El virus se propaga muy rápidamente así que pude afirmarse que cuando hay un pico en una localidad, en poco tiempo habrá llegado a toda la provincia. Esto nos puede dar una pista para anticiparnos a posibles cancelaciones.
Si surge un rebrote y ya tenemos nuestras reservas hechas, la cancelación y devolución de lo pagado dependería de las medidas que se adoptasen en la región. Si se decidiese cerrar al público los alojamientos turísticos, esto sí sería motivo de cancelación de las reservas, ya que no se podría prestar el servicio. Pero puede ser que, a pesar de que haya un rebrote, las autoridades sanitarias de la zona, solo apliquen ciertas restricciones en cuanto a salidas y entradas de la localidad, pero sin afectar el acceso a los alojamientos. En este caso, la reclamación será más complicada.