«Cumple con su papel». Así defiende José Félix Tezanos cada nueva oleada del CIS. Quizás sea esta una de las instituciones públicas más cuestionadas por la sombra siempre presente de «la cocina». Da igual qué partido político se siente en la Moncloa: la oposición, si no le convece lo que dice de ella o de su posición frente a sus contrincantes, se la vilipendia y resta credibilidad. Especialmente combativo, Tezanos ha dado la, hasta ahora, mejor definición de las encuestas del CIS: «ha proporcionado a la opinión pública y a los profesionales información que sea viable«. No veraz, no fiable. Sino viable. Desde la óptica sociológica para su uso en Política y políticas. ¿Existe cocina en el CIS? ¿Ha acertado en alguna ocasión? Repasemos los hitos más polémicos para comprobar hasta qué punto existen indicios de manipulación o buen hacer.
2EXISTE LA COCINA DEL CIS (DE TEZANOS, Y DE CUALQUIERA)
Los políticos reprochan en cada encuesta del CIS que se cocinen las preguntas para sacar unos resultados específicos. Los expertos, por su parte, no niegan, ninguno, que exista esa manipulación (en el sentido etimológico, no el semántico), pero sí cuestionan que aunque la intención de Tezanos sea un CIS trasparente, se está «cargando» todas las series, base del análisis sociológicos. Con el simple y cuestionado hecho de cambiar los métodos y parámetros a utilizar para cada oleada. No es la primera vez que se evidencia el oscurantismo en cómo mide el CIS, pero lo que es un escándalo entre los profesionales de la Sociología es ese empeño en cambiar todo en cada ocasión. Y eso, avisan, sí influye en las respuestas del encuestado.
En consecuencia, es cierto que existe la cocina en cuanto a método y preguntas, con el agravante de que no se está dejando un poso histórico necesario para el análisis.