El trabajo de fin de grado de la estudiante de Enfermería de la Universidad Católica de Ávila Sara Uceira ha desvelado que los lácteos, el aguacate y el regaliz, son alimentos que interfieren en los fármacos, según han informado fuentes de la institución académica.
Según se extrae del estudio esta interacción puede darse de dos formas distintas: cuando el fármaco actúa sobre el alimento alterando el efecto de los nutrientes que lo componen, y cuando los nutrientes del alimento modifican la acción del fármaco.
Precisamente sobre el segundo tipo de interacción, existen numerosos casos, según ha explicado la alumna del Grado en Enfermería, como los lácteos, que interaccionan con el hierro disminuyendo su absorción.
Sin embargo, en palabras de Sara Uceira, no todas las interacciones son negativas. En relación con el hierro, lo ideal para lograr una mayor absorción es consumir alimentos ricos en vitamina de C como la naranja, la ciruela o el mango. La ingesta de estas frutas logra una mayor movilización de los depósitos de hierro y, al formar quelatos de bajo peso molecular, consigue que la absorción del hierro aumente.
Otra de las interacciones que afecta a numerosos pacientes es la que ejercen los alimentos ricos en vitamina K sobre los anticoagulantes orales. Uceira indica en su estudio cómo muchos pacientes acuden a sus médicos o enfermeras para hacerse un control del Índice Internacional Normalizado (INR) encontrándose valores desorbitados o muy bajos. Ante esto, los profesionales tienden a preguntar sobre la cantidad ingerida de lechuga u otros alimentos de hoja verde. Aunque en muchos casos, a pesar de no haberse ingerido gran cantidad de estos vegetales, la estabilidad del INR no logra conseguirse.
En este sentido, Uceira propone elaborar una agenda de ingesta de alimentos ricos en vitamina K como la remolacha, espinacas, col rizada, lombarda, coles de Bruselas, coliflor o repollo para que, en función del resultado del INR se pueda adaptar el consumo de estos alimentos.
Por último, la alumna del Grado en Enfermería, hace referencia a una interacción menos conocida: la que el regaliz ejerce sobre los antidepresivos. «En la literatura se ven descritos casos de gente con tensiones elevadísimas, incluso, con crisis hipertensivas que llevan a ingreso por no poder controlarse. Todo ello derivado de un consumo elevado de regaliz», ha indicado Uceira. Estos pacientes, aun siendo tratados con la medicación correspondiente, al no cesar el consumo de regaliz en alguna de sus formas, provocan una interferencia con medicamentos.
El aguacate también es uno de esos alimentos que provocan interacciones en los medicamentos. Este producto, incluido actualmente en muchas dietas, reduce la absorción e índice el metabolismo de los anticoagulantes.
Para concluir, Sara Uceira ha explicado que, por todo ello, «es de gran importancia que siempre que empecemos un nuevo tratamiento le demos la relevancia que tienen a las interacciones entre alimentos y fármacos, y consultemos a nuestros profesionales sanitarios de referencia sobre ellas para que nos guíen y podamos tomar nuestro tratamiento de la forma más adecuada posible».