Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) han demostrado, en un estudio publicado en la revista ‘The EMBO Journal’, que la obesidad también depende de la actividad de las mitocondrias del músculo.
En concreto, los expertos han observado que el desarrollo de enfermedades metabólicas sistémicas es dependiente de la actividad muscular de la enzima mitocondrial ATP sintasa, ‘cuello de botella’ de la producción de energía biológica.
Utilizando un modelo de ratón que expresa de manera regulada el inhibidor de la actividad de la ATP sintasa específicamente en el músculo esquelético, los investigadores han evidenciado que los ratones que tienen parcialmente inhibida la actividad de sus mitocondrias acumulan grasa y son más propensos a desarrollar diabetes de tipo 2 cuando se alimentan con una dieta grasa.
«La crisis energética mitocondrial modifica el metabolismo de la célula muscular que pasa a consumir aminoácidos ramificados como fuente de acetil-CoA para la síntesis de lípidos. Esto genera una alteración en las especies lipídicas y en la producción de radicales del oxígeno, que finalmente contribuyen a la aparición de la resistencia a la insulina», han detallado los autores.
Mediante un cribado de fármacos ya aprobados por la Agencia Americana del Medicamento (FDA, por sus siglas en inglés) para su uso en clínica, los investigadores han identificado el antioxidante Edaravone como un potente activador de la función mitocondrial, y por lo tanto como un posible tratamiento para este tipo de enfermedades metabólicas.
La obesidad es una condición metabólica crónica que afecta a todos los órganos y sistemas de nuestro organismo, hasta el desarrollo de la resistencia a la insulina. En los últimos años se ha puesto de manifiesto el papel central que juegan las disfunciones del músculo esquelético (el órgano insulino-sensible más grande de nuestro organismo) en el desarrollo de patologías metabólicas.
El músculo es un órgano endocrino que secreta moléculas y responde a hormonas, lo que puede contribuir a la inflamación crónica asociada a estas enfermedades. Además, el músculo es el tejido más dependiente de la actividad de las mitocondrias.
Estos orgánulos son esenciales para la homeostasia del músculo, orquestando una respuesta celular compleja que controla la producción de energía biológica, la termogénesis, la inmunidad y el metabolismo de aminoácidos y ácidos grasos, así como rutas de señalización mediadas por calcio y especies reactivas del oxígeno.
Por esta razón, a juicio de los expertos, «no es sorprendente» que se hayan puesto de manifiesto alteraciones mitocondriales en biopsias musculares de pacientes que padecen obesidad y/o diabetes. Sin embargo, y en este contexto, era un tema de debate si las disfunciones de la actividad mitocondrial son la causa o una consecuencia de la resistencia a insulina.
«Nuestro trabajo demuestra, por primera vez, que la alteración metabólica que ocurre en las mitocondrias del músculo esquelético es la causa del fenotipo obeso de nuestros ratones, participando este fenotipo en el desarrollo de la diabetes», ha argumentado la primera autora del estudio, Cristina Sánchez González.
Estos hallazgos tienen una gran importancia en el estudio de las enfermedades metabólicas y su posible tratamiento. «La detección precoz de una alteración mitocondrial a nivel muscular podría ser un marcador temprano de la enfermedad, pudiendo ser ésta tratada con Edaravone cuando todavía es reversible», han zanjado los autores.
El trabajo ha sido dirigido por la investigadora Ramón y Cajal de la UAM, Laura Formentini, quien dirige un grupo emergente integrado en el laboratorio del Profesor J.M. Cuezva en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, centro mixto UAM-CSIC. También participan investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBERER-ISCIII), el Instituto de Investigación Hospital 12 de Octubre (i+12-UAM) y el Instituto Madrileño de Estudios Avanzados (IMDEA)