Desde que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, iniciara la purga en la cúpula de la Guardia Civil, han sido muchos los agentes y oficiales que se han posicionado contra el socialista. Hay un bloque de oficiales ofendidos por la actitud de Marlaska, entre los que se encuentran el propio coronel cesado Diego Pérez de los Cobos, el exdirector adjunto operativo (DAO) Laurentino Ceña o el exjefe del Mando de Operaciones de la Guardia Civil, el teniente general Fernando Santafé. Pero según fuentes consultadas por MONCLOA.COM, hay un nuevo miembro en ese club que socava la autoridad del exmagistrado y actual ministro. Y no es otro que la ministra de Defensa, Margarita Robles.
Son pequeños detalles que se suman, pero desde luego Robles quiere dejar constar que no comparte en absoluto los nuevos nombramientos que se están haciendo en la cúpula de la Guardia Civil. Quien tiene el poder ahora es Marlaska. Y se ha saltado a la torera los rangos y el escalafón militar para poner en puestos de confianza a los suyos. Pero Robles no quiere legitimar estos nombramientos ni siquiera con su presencia. Por eso, la ministra de Defensa se ha ausentado este lunes durante el acto de toma de posesión del nuevo DAO de la Guardia Civil, Pablo Salas.
A este gesto hay que añadirle otro por el cual la ministra recibió precisamente a Ceña, el antiguo DAO, en su despacho del ministerio poco después de que fuera cesado. ¿La razón? Según Defensa, una reunión protocolaria que nada tiene que ver con una muestra de apoyo al exdirector adjunto frente a la decisión de Marlaska. Sin embargo, según fuentes oficiales consultadas por MONCLOA.COM se trata de una forma de mostrar su apoyo al bloque de oficiales que han recibido una patada para salir de sus cargos de responsabilidad.
Es un secreto a voces dentro del Gobierno que Robles no acató de buena gana que Marlaska hubiera cesado al entonces director general de la Guardia Civil Félix Azón. Fue compañero de Robles en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y era su hombre de confianza. Azón llegó al cargo en junio de 2018 gracias a su amiga y compañera Robles y desde entonces se mantuvo en el poder a pesar de no estar muy bien visto por muchos de los agentes de la Guardia Civil. Sin embargo, era el hombre de Robles y eso le blindó durante dos años. Un tiempo en el que Marlaska no se atrevió a tocar ese cargo, a pesar de que Interior también tiene mucho que decir respecto a la organización de la Guardia Civil.
Los gestos de la Guardia Civil no han trascendido más de la cuenta. Este medio ha podido comprobar de primera mano el malestar que se respira entre los agentes del cuerpo, especialmente después de que el ministro de Interior tratara de «sobornar» a los guardias civiles ofreciéndoles algo que les había negado semanas antes de su purga: la equiparación salarial; algo en lo que ha pisado el acelerador para intentar aprobarla a finales de verano e intentar calmar los ánimos de quienes socavan cada vez más la autoridad de Marlaska.
Ahora, con la suma de Robles a este «equipo» de críticos de Marlaska, ganan peso aquellos que cuestionan las decisiones del exministro. Y Marlaska ve cómo se deshace por segundos su autoridad frente a un cuerpo que ya no se toma en serio las decisiones del ministro.
Hasta tal punto han llegado los comentarios dentro de la Guardia Civil que hay quien se cuestiona si Marlaska pretende dar un giro ideológico de 180 grados al cuerpo, especialmente después de que la institución se cambiara el logo por la bandera arcoiris LGTBI y se olvidara, el mismo día, de recordar a las víctimas del terrorismo. Aunque es cierto que, tras el aluvión de críticas, la Guardia Civil reaccionó y envió un mensaje que conmemoraba las cerca de 300 víctimas del terrorismo directas que pesan sobre el cuerpo.