Con la llegada del verano y tras el confinamiento muchos se han propuesto o están en ello: perder esos kilos de más. Sin embargo no siempre se logra. Hay casos en que por más que te esfuerzas no pierdes peso, o muy poco, o muy lentamente. Es una queja común: «Estoy a dieta, como poco y no adelgazo». ¿Por qué ocurre? Vamos a darte las claves y cómo reforzar tu rutina para conseguir los resultados.
También ha saltado el debate de la influencia del confinamiento. Al parecer eses sedentarismo extremo puede haber provocado cambios metabólicos nada favorables a una posterior dieta. Por otro lado hay que tener en cuenta que cada cuerpo es un mundo y su metabolismo es muy particular, con lo que hay que adaptar la dieta: en cada caso qué comer, cómo comerlo y cuándo comerlo.
2Dale tiempo a la dieta, no te obsesiones
La impaciencia no es tu mejor aliado para perder peso, no sólo porque afectará precisamente a esa pérdida en un círculo vicioso, sino porque igual no le has dado tiempo a que haga su efecto. ¿Por qué ocurre esto? Porque las primeras pérdidas de peso suelen ser de agua y de depósitos de glucógeno (la forma en que el cuerpo almacena los hidratos de carbono para usarlos cuando sea necesario), y a partir de unas 3 o 4 semanas, manteniendo ese déficit, ya empieza a bajar el tejido adiposo.
Por otro lado si lo combinas con ejercicio, de tal manera que estás aumentando tu masa muscular, obviamente al principio lo que pierdes de un lado lo ganas en masa. Pero con perseverancia al final el proceso se acelerará perdiendo más grasa y disminuyendo tu IMC, índice de masa corporal. Este índice es el verdadero indicativo de tu salud y peso idóneo. Hay personas aparentemente delgadas con un IMC alto, debido a que tienen poca masa muscular y mucha grasa repartida por el cuerpo, con lo que no notas que esté con sobrepeso e incluso aparente delgado.