Cuántas veces te ha pasado que empiezas a comer un alimento con la – sana – intención de comer sólo un poco y acabas comiéndotelo entero… El chocolate o el helado por ejemplo son de esos alimentos adictivos, que por una razón u otra, y aunque nos propongamos no comer en exceso, no podemos evitar devorar en grandes cantidades. La mayoría de estos alimentos adictivos son productos procesados con un alto contenido de azúcar y grasas, y esto, entre otras cosas es lo que provocaría que no puedas dejar de consumirlos.
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El queso es otro de los alimentos adictivos debido a que libera una sustancia, conocida como casomorfinas, que genera los mismos efectos que provoca el opio. El proceso es el siguiente. Dentro de las proteínas de la leche, hay una, llamada caseína que libera una sustancia denominada casomorfina y que tiene efectos opioides, que son los que producen la adicción. Lo curioso es que la caseína está presente en la leche o en otros productos lácteos pero en una cantidad muy pequeña. Sin embargo, para la elaboración del queso se puede llegar a necesitar hasta diez veces su peso en leche, por lo que la cantidad de caseína es bastante más alta.
