Ahora que comienza el verano es uno de los alimentos más apetecibles junto con el helado o un gazpacho fresquito. Los sorbetes son uno de los caprichos estivales y además los hay de todos los sabores imaginables: limón, sandía, naranja… Lo mejor es que los puedes hacer en casa para refrescarte sin tener que salir y además ahorrando dinero.
El sorbete es un postre semi-helado, que se diferencia del helado por no contener ingredientes grasos, además de no incluir yema de huevo por lo que encima es sano y no engorda. Por esta razón su textura resulta menos firme, más líquida y menos cremosa que el helado pero igualmente refrescante. Vamos a ver cómo hacerlos y más acerca de este capricho tan rico.
4La clave para que sea un sorbete
Ya hemos dicho que el sorbete es una mezcla helada con gran cantidad de agua en su composición. Para que nos quede suave y rico lo fundamental es romper los cristales de hielo que se forman hasta dejarlos tan pequeños que prácticamente no los notemos al comer. Pensad que si congelamos la mezcla tal cual lo que obtenemos es un gran cubito de zumo o puré helado muy duro.
Por lo tanto es importante saber qué hay que hacer para reducir el tamaño de los cristales de hielo hasta un punto que nos resulte suave al paladar. Para conseguir esa suavidad clave batimos como se haría para un helado y así romper los cristales, añadiendo burbujas de aire e ingredientes que ayuden a controla esa formación de cristales y así mantener la untuosidad pretendida.