Uno de los mayores problemas que encontramos en las relaciones de pareja es cuando esta se vuelve tóxica. Puede que tengas un amigo o un familiar que esté dentro de una. Incluso tú mismo puedes estar viviendo una de ellas y no eres capaz de darte cuenta. No se ven ni se sienten lo mismo las cosas desde dentro que desde fuera. Por eso, tener en cuenta una serie de claves te puede ayudar a descubrirlo.
Muchas veces, estamos con personas que no nos convienen y que, en realidad no nos hacen felices. Las razones para seguir con ellas pueden ser muchas, aunque se suelen basar en la dependencia o la inseguridad de uno mismo. Lo bueno es que, de forma normal, cuando conseguimos escapar de este tipo de relación, echamos la vista atrás y solo podemos pensar la suerte que hemos tenido al salir de ahí.
Tener una relación no es una obligación, sino una elección. Descubre 8 claves para saber si tienes o no una pareja tóxica y poder abrir los ojos a tiempo.
1. Si sientes que estás a cargo de la otra persona
Cuando solo es una de las personas de la pareja la que lleva a cabo todas las decisiones de la relación, existe un problema entre ambos. Hablamos de una relación no sana y, por tanto, sin futuro. Es sencillo comenzar con alguien a quien le gusta tener el control de todo. Sin embargo, con el tiempo nos daremos cuenta de que no es lo normal.
Siempre debemos tener claro que esto no es opcional. Cuando decides darle las riendas de tu vida a la otra parte, perderás el derecho a opinar. En el momento en que las quieras recuperar, puede ser demasiado tarde.
Son relaciones en las que una persona pierde independencia, autonomía, autoconfianza y autoestima. Es muy complicado salir, pero no imposible. Nunca te sientas solo ni atrapado.
2. Si tu relación de pareja está «idealizada»
Muchas veces, lo que nos ocurre es que tendemos a pensar que nuestra relación debe ser perfecta. En realidad, si queremos a alguien debemos tener en cuenta sus defectos, e incluirlos en la ecuación. De lo contrario, pretenderemos cambiar a la persona y eso es algo que nunca debemos hacer.
Nunca encontrarás a alguien que actúe como esperas. Cada persona es libre de vivir y actuar a su manera. Cuando esto, en una relación de pareja, se convierte en un problema, debemos saber que algo no va bien.
No hay que vivir en la relación pensando en cómo debería ser, sino sabiendo y aceptando cómo es. No hay que tener grandes expectativas sino ir viendo cómo avanza poco a poco la pareja.
3. Relaciones basadas en mentiras
Una de las causas mortales de una relación de pareja es la mentira. Lo primero que debemos tener en cuenta es que todo tipo de relaciones deben basarse en la confianza. Cuando ocultamos información o mentimos, la relación se irá debilitando poco a poco, hasta terminar por no ser nada.
Cuando una persona nos miente hasta que dicha mentira se convierte en todo lo que sabemos, es el momento de huir de esa pareja. Si descubres que te han mentido, hazlo saber. De lo contrario, seguirás escuchando esa mentira hasta que se convierta en tu realidad.
Si deseamos reparar esa falta de confianza en la pareja, primero debemos poner reconocer la mentira. Después, el perdón y la reconciliación podrán ir de la mano. Eso sí, alejando las mentiras del camino.
4. Cuando una de las partes de la pareja corta la libertad de la otra
La libertad nunca debe ser cortada por ninguna de las partes de la pareja. Esa relación es tóxica si uno de los dos tiene prohibido hablar o quedar con amigos, relacionarse o salir de compras con familiares.
Las personas encargadas de esto suelen después aplicar un castigo emocional cuando la otra persona no hace lo que esta quiere. Por este motivo, siempre se termina cediendo y cambiando el comportamiento.
Debemos comunicarnos de mejor forma para hacer saber en todo momento nuestro punto de vista. Sin embargo, si vemos cualquier atisbo de que nuestra pareja quiere cortarnos las alas, lo mejor es salir cuanto antes de la relación.
5. Comunicación pasivo-agresiva con la pareja
Otra de las tendencias por las que se puede reconocer una pareja tóxica, es cuando una de las partes se comunica de forma pasivo-agresiva y no completamente sincera. Por ejemplo, lo hace a través de indirectas, de forma hostil o intentando manipular a la otra parte.
Hay que saber que las relaciones deben basarse en una comunicación sincera y muy abierta. En el momento que veamos que la otra persona nos critica o juzga cuando compartimos nuestros sentimientos, debemos saber que esas son actitudes pasivo-agresivas.
Si la otra persona no está de acuerdo contigo, te lo debe hacer saber de otro modo. No siempre tenemos que pensar igual, pero siempre hay que respetar la libertad individual.
6. Si tu relación ha sido relegada a un segundo plano
Para que una relación de pareja florezca, hay que dedicarle esfuerzo y tiempo suficientes. De lo contrario, se marchitará. El tiempo de calidad es importante, así como compartir sueños, actividades, etc. que enriquezcan la relación.
Necesitamos de la presencia del otro, de su atención y su tiempo. Por ello, cuando vemos que nuestra relación es o sentimos que nosotros somos un segundo plato, lo mejor es dejarlo estar.
Hay que pensar que nos merecemos todos. Ni quedar a medias, ni salidas furtivas, ni secretos. Cuanto antes lo tengamos claro, antes sabremos escapar si nos ocurre.
7. Falta de intención por restaurar la confianza
Cuando una parte de la pareja miente pero la otra está dispuesta a repararlo, en muchas ocasiones es posible. Sin embargo, para ello hay que hacer un gran esfuerzo y no debe faltar intención.
De lo contrario, si el dejarlo pasar cobra intensidad y no hay ninguna intención de arreglar nada, nos encontraremos en una relación que no tiene ningún sentido. A largo plazo, suele haber problemas de confianza o de mentiras, pero se puede solucionar.
Para ello, las dos personas deben trabajar de forma conjunta en crecer de forma personal. Más tarde, aplicarán lo aprendido a la relación. Si no se consigue, la pareja se terminará volviendo tóxica.
8. Cuando una parte de la pareja usa el pasado de la otra para justificarse
Tu pasado es tuyo y de nadie más. Por eso, si tu pareja te culpa por lo que ocurrió antes de conocerla, estás en una relación tóxica. Cuando las dos personas se dedican a esos reproches, será todo un campo de batalla sin sentido alguno.
Si se utiliza lo que ha hecho mal la otra persona en el pasado para justificar una actitud del presente, se estará incurriendo en un peligroso juego de manipulación hacia una de las partes.
El final de la relación es terminar siendo un esfuerzo por demostrar quién es más o menos culpable. Y eso terminará con lo que hayáis construido.