El Papa ha advertido a los peregrinos congregados en la plaza de San Pedro que no hay que bajar la guardia ante el coronavirus y que hay que seguir cumpliendo las reglas para evitar un repunte, en el en el primer domingo después de que el Gobierno italiano haya dispuesto la apertura de las fronteras internacionales y el tráfico entre regiones.
«Vuestra presencia en la plaza es un signo de que la fase aguda de la epidemia ha pasado en Italia, aunque la necesidad de seguir con las normas vigentes porque ayudan a evitar que el virus vaya adelante –-ha avisado durante el Regina Coeli–. Gracias a Dios, estamos saliendo del epicentro, pero siempre con las indicaciones que nos dan las autoridades. Pero estén atentos, ¡no canten victoria aún! ¡no canten victoria demasiado pronto!».
Se trata de la segunda vez que el Pontífice se asoma a la ventana de su estudio privado en la Biblioteca Apostólica desde que comenzó la pandemia. Hasta entonces, había rezado la oración dominical en una sala cerrada.
Francisco ha lamentado, a su vez, que «en otros países, especialmente en América Latina», el virus sigue «cobrándose muchas víctimas». «Deseo expresar mi cercanía a esas poblaciones, a los enfermos y sus familias, y a todos los que los cuidan. En un país ha muerto uno al minuto. Es terrible», ha dicho en referencia a Brasil.
El obispo de Roma ha centrado su catequesis en la fiesta de la Santísima Trinidad que la Iglesia celebra este domingo: «Muestra, en el lenguaje sintético de Juan, el misterio del amor de Dios por el mundo, su creación». Asimismo, ha insistido en que invita a dejarse fascinar por la belleza, bondad e inagotable verdad de Dios. «Pero también humilde, cercana, que se hizo carne para entrar en nuestra historia. Y esto es la fe: acoger a Dios-Amor, que se entrega en Cristo y confiar en Él», ha concluido.