Todos lo han comentado este lunes. La semana entraba con un vídeo que alimentaba aún más el fantasma del 8M y los contagios. La ministra de Igualdad, Irene Montero, aparecía en unas imágenes en las que reconocía abiertamente que la baja participación en las reivindicaciones feministas era debido al coronavirus. «¿A qué crees que se debe la bajada de cifras?», le preguntaba una periodista mientras Montero pensaba que no la grababan. «Pues tía, creo que al coronavirus […] No lo voy a decir pues porque no lo voy a decir», comentaba Montero el 9 de marzo. Sin embargo, las entrañas del Gobierno supuran otra realidad cargada de conspiración. Que se trata de otro plan de la parte del Gobierno socialista que consiste en filtrar el vídeo para desviar la atención de la polémica con el ministro del Interior, Fernando Grande- Marlaska y el conflicto que le enfrenta directamente con la Guardia Civil.
Irene Montero. “Jo tía, no lo voy a decir”. Reconociendo la relación entre el 8M y el coronavirus. 30.000 muertos. Jo tía. pic.twitter.com/PpChjSnmVM
— Mon Bosch (@josepramonbosch) June 1, 2020
El ministro Marlaska ya no sabía cómo salir de la polémica. Y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, veía cómo dos de sus ministros con más peso se enfrentaban entre sí por el control de los altos mandos de la Guardia Civil. Durante varios meses, la ministra de Defensa, Margarita Robles, había tenido el control de este cuerpo tras el nombramiento de su excompañero en el Consejo General del Poder Judicial Félix Azón. Sin embargo, Grande-Marlaska ha dado un golpe encima de la mesa y ha iniciado una serie de destituciones que le han valido enfrentarse con prácticamente toda la Guardia Civil. Se ha saltado los escalafones de mando y ha impuesto a quien ha querido. Y todo porque uno de ellos había iniciado una investigación (bajo orden judicial) sobre la responsabilidad del Gobierno al permitir que se celebrara el 8M en plena pandemia.
El Gobierno intentó regar a la Guardia Civil con su deseada equiparación salarial. Antes no había dinero, pero ahora sí. Sin embargo, eso no ha sido suficiente para evitar la dimisión del Director Adjunto Operativo de la Guardia Civil, Laurentino Ceña, y después la destitución del número tres del cuerpo, el jefe del Mando de Operaciones de la Guardia Civil, el teniente general Fernando Santafé.
Ahora, de manera muy oportuna, sale a la luz un vídeo que es carnaza para los tiburones que navegan por las redes sociales. Hay quien considera dentro del Gobierno que ha sido otro movimiento de Iván Redondo, la mano derecha del presidente del Gobierno. Y otros que simplemente ha sido casualidad. Pero al igual que el vídeo del robo de las cremas de la expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes, estas imágenes de Montero alimentando la idea de que el Gobierno era consciente de la gravedad de la situación y que a pesar de ello decidió permitir las protestas feministas entierran por completo la polémica de Marlaska. Al menos por esta semana.
MONTERO, CONSCIENTE DE TODO
Quien no abría el periódico con ello estaba alejado de la actualidad. Montero lo sabía, era perfectamente consciente de que la ciudadanía no había participado en el evento por el coronavirus, pero no quería afirmarlo ante la televisión porque quería ser «prudente». El problema que le achacan al Gobierno desde la oposición es que decidió retrasar el confinamiento o las medidas de control por unos días más para que Montero y las suyas tuvieran su fiesta feminista. Y mientras los socialistas y miembros de Unidas Podemos insisten en que siempre siguieron las recomendaciones de los expertos, estas últimas declaraciones de Montero arrojan más gasolina al fuego.
La conversación en la que aparece la titular de Igualdad forma parte del material en bruto de la entrevista que la cadena de televisión vasca ETB distribuyó al resto de cadenas de la Forta. Ahora, se ha filtrado y ha aparecido en las redes sociales como una tormenta de verano que vuelve a alimentar la polémica del 8M. E incluso arroja un poco de luz sobre la chapucera investigación iniciada por orden judicial por el coronel Diego Pérez de los Cobos, cuya destitución fue el inicio de la guerra que mantiene Marlaska con la Guardia Civil.