La relación entre la presidenta de la Comunidad de Madrid y su vicepresidente no es especialmente buena. Desde que pactaron para cogobernar tanto la Comunidad de Madrid como el Ayuntamiento de la capital, Ciudadanos y el Partido Popular no han dejado de darse puñaladas. Sin embargo, ahora, en plena crisis del coronavirus, parece que esa desafección entre las formaciones liberales acabará en divorcio después de que el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, se haya acercado al PSOE mientras la presidenta de la autonomía, Isabel Díaz Ayuso, no deja de poner ojitos a Vox.
Aguado lleva tiempo intentando desmarcarse de la gestión de Ayuso. No porque esté en desacuerdo con su postura, sino porque quiere destacar y no estar a la sombra del PP. Es por eso que el vicepresidente se ha reunido estos días con la oposición (PSOE y Más Madrid), para considerar cómo abordar la desescalada, sin haberlo acordado previamente con su presidenta, razón por la que Ayuso ha empezado a afilar los cuchillos políticos.
Desde el PP entienden que esa iniciativa que ha tomado (otra vez) Aguado corresponde a la presidenta de la Comunidad de Madrid. Y, además de afearle el gesto, han asegurado que su socio de gobierno preferente es Vox, ya que el PSOE y Unidas Podemos no han dejado de «castigar» a la autonomía que preside Díaz Ayuso por razones exclusivamente políticas, según aseguran desde el PP.
Este movimiento de Aguado casa con la dirección que ha puesto la lideresa de Ciudadanos, Inés Arrimadas. La formación quiere volver al centro, convertirse de nuevo en un partido bisagra, sin vetos, y escorase un poco al progresismo, o al sanchismo, según se mire. Pero que Ciudadanos se acerque al PSOE deja al PP huérfano y le obliga a apoyarse en la extrema derecha, decisión que Díaz Ayuso ha tomado sin pestañear tras el gesto de Aguado.
La presidenta de la Comunidad de Madrid considera que los movimientos de Aguado son desleales. Desde que empezó la crisis, Díaz Ayuso apartó de la toma de decisiones relevantes al diputado naranja y siempre lo ha mantenido en un segundo plano. Pero ahora, Aguado se ha revuelto contra su presidenta para buscar un resquicio de protagonismo.
El vicepresidente ha creado dos mesas de trabajo para sentarse con la izquierda: una para tratar temas económicos y otra para tratar asuntos sociales; Tal y como ha hecho el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, en la capital. Pero Díaz Ayuso no lo ve así y no quiere dar concesiones a quienes consideran que no han dejado de «castigar» a la Comunidad de Madrid desde que se decretó el estado de alarma. «No, el Partido Popular no está de acuerdo en cómo se ha convocado esta reunión», ha comentado Díaz Ayuso.
«Lo mejor es que una decisión del Consejo se tome ahí y que juntos hagamos una ronda, y ahora que hagamos de hacer un año de las elecciones en Madrid. Esto es lo habitual y es como se hace. Y, por eso, apelo a hacerlo como es costumbre y como las normas en política y en respeto institucional se pide», ha asegurado la presidenta.
La noticia para Ciudadanos es que esta forma de moverse por su cuenta de Aguado ha llevado a la presidenta a estrechar aún más los lazos con Rocío Monasterio, la cara visible de Vox en la Comunidad de Madrid y a que los populares siempre intenten echarse en brazos de la extrema derecha para llevar adelante cualquier iniciativa en la Asamblea. Solo falta ver si el giro de Ciudadanos sigue su curso o si los populares serán capaz de corregirlo a tiempo.