sábado, 23 noviembre 2024

Almeida y Feijoo, el PP que gusta para un Gobierno nacional

La crisis del coronavirus ha aupado a los perfiles más moderados. Mientras los retoños políticos de Aznar se han dedicado a crispar los ánimos en el Congreso, hay algunos políticos dentro del PP que han destacado por su gestión, su templanza y su capacidad de estar a la altura de la situación sin necesidad de intercambiar insultos con la oposición. Son dos partidos en uno. Por un lado, la cara radical y polémica que representa la diputada Cayetana Álvarez de Toledo, y por otro, la cara moderada, madura y racional que representan tanto el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, y el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijoo.

Tanto Almeida como Feijoo se han convertido en referentes dentro del Partido Popular. El presidente gallego ya lo era, e incluso sonó para ser el heredero del partido cuando el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy decidió abandonar el liderazgo. Sin embargo, Almeida se ha ganado en apenas tres meses el respeto de todos los madrileños, sean del color político que sean. Pero ambos son ahora el dream team del PP en el que su actual referente, Pablo Casado, quiere apoyarse para elevar la alternativa al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como una posibilidad que guste a los españoles.

El problema para el PP son los retoños políticos de Aznar. Las declaraciones de diputadas como Álvarez de Toledo en las que acusó la semana pasada al padre del vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias de terrorista están fuera de lugar, al menos para el sector más moderado del PP, representado por Almeida y Feijoo.

Los españoles quieren esa moderación. Las últimas encuestas realizadas así lo prueban. El presidente gallego conseguiría una mayoría absoluta histórica en Galicia si se celebraran elecciones (pasando de los 41 escaños que tiene actualmente a los 43), tal y como se refleja en la encuesta de GAD3 para el diario ABC. Es decir, que ha revertido la tendencia gracias a su gestión de la crisis de la pandemia.

Y lo mismo con Almeida, ya que todos los sondeos le sitúan como uno de los líderes mejor valorados durante la crisis, además de que otra encuesta de GAD3 para ABC indicaba que el PP de Madrid rozaría la mayoría absoluta en unas nuevas elecciones, pasando de los 15 concejales que tiene actualmente a los 27.

En tiempos de crisis no hay lugar para el enfrentamiento, justo lo que los españoles parecen premiar. Prueba de ello ha sido el ejemplar comportamiento de todos los representantes políticos de la capital, tanto alcalde como oposición, que han tendido la mano para buscar una solución a la crisis conjunta, sin fisuras y con diálogo.

Casado desea replicar esos resultados a nivel nacional, pero parece que todos los sondeos no apoyan esa postura. El PSOE, según todas las encuestas realizadas en plena pandemia (incluido el polémico CIS de Tezanos), seguiría ganando las elecciones. Y aunque es cierto que todas indican que el PP sube en intención de voto, sigue siendo insuficiente para llegar a la Moncloa. Es en ese punto donde surge otro problema: la dependencia absoluta que tendrá el PP de Vox para gobernar.

Los españoles quieren perfiles menos agresivos e incendiarios, al menos en su mayoría. Y es lo que parecen premiar en los sondeos. Sin embargo, hay un potente sector de la derecha que se ha radicalizado y que alimenta con sus declaraciones Cayetana Álvarez de Toledo. Pese a que el ala radical del PP se ha desprendido dela formación madre para emprender el vuelo en solitario, el PP sigue dependiendo de ella. Y Casado hace malabares sin un éxito que se refleje en los sondeos.

Es por eso que el dream team de Casado para las próximas elecciones generales (que se celebrarán previsiblemente en cuatro años, si ERC quiere), contará con Feijoo y Almeida para el equipo nacional. Al menos es lo que claman algunos sectores del PP que quieren una lista ganadora con nombres que inspiren respeto y no con perfiles agresivos e incendiarios que solo alimenten la estrategia de Vox, no olvidemos, el principal rival del PP en cualquier escenario electoral.