Expertos reunidos en el Congreso Virtual que la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) han recomendado aprovechar la petición de la prueba de COVID-19 para realizar la de la hepatitis C (VHC) si la persona no la tiene hecha, ya que «diagnosticar antes evitaría los daños que provoca la infección por hepatitis C crónica, como fibrosis, cirrosis descompensada y cáncer de hígado».
El coordinador de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (AEHVE), jefe de Hepatología del Hospital Universitario La Paz de Madrid e investigador del CIBERehd (Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Hepáticas), Javier García-Samaniego, ha alertado de la importancia de mejorar el diagnóstico temprano para avanzar en el objetivo de la eliminación de la hepatitis C, pues los últimos estudios publicados han demostrado que uno de cada cinco nuevos diagnósticos de hepatitis C en nuestro país son de pacientes que se encuentran en una fase avanzada de la enfermedad hepática.
«España está ante la oportunidad histórica de convertirse en el primer país entre los desarrollados en acabar con un problema de salud pública como la hepatitis C, pero, en materia de diagnóstico, el balance no es aún satisfactorio, pues «hay entre 20.000 y 30.000 personas que están infectadas y no lo saben y además el 20% de los nuevos casos que se detectan son de pacientes con la enfermedad hepática avanzada y la gran mayoría de ellos pertenece a colectivos vulnerables, lo cual quiere decir que estamos llegando tarde y, además, en poblaciones que ya sabemos que son de mayor riesgo», ha señalado.
«La pandemia nos ha llegado justo en la recta final de la eliminación, cuando el tratamiento ya es un derecho para todos y las comunidades autónomas habían empezado a desarrollar planes de macroeliminación (en la población general) y microeliminación (en focos primarios/poblaciones vulnerables)», ha expuesto García Samaniego, que ha señalado que la AEHVE está preparando un informe sobre el impacto de Covid19 en el desarrollo de las estrategias de eliminación, si bien ha anticipado que ese impacto «es evidente que se ha producido y exigirá esfuerzos adicionales para recuperar el tiempo perdido y mantenerse en la recta final de la eliminación». Solo a modo de ejemplo, ha señalado que en la Comunidad de Madrid se ha pasado de más de 1900 tratamientos en 2019 a apenas 400 en lo que va de 2020.
Para superar esta situación y seguir avanzando en la eliminación, los expertos han recomendado aprovechar la petición de serología de COVID 19 para realizar la del VHC si la persona no la tiene hecha. Asimismo, la AEHVE considera «claves» estas diez medidas: fomentar el desarrollo de estrategias de microeliminación en los focos primarios; la instauración de nuevas vías asistenciales en los colectivos alejados del sistema sanitario (grupos vulnerables); la creación de centros o referentes comunitarios de cribado para combatir los focos primarios; la búsqueda de pacientes con serología positiva no tratados y la continuidad y agilidad asistencial para todos; la homogeneidad y coordinación territorial en el abordaje de la hepatitis C; el avance en el diagnóstico en un único paso; la culminación de la estrategia de microeliminación en prisiones; el desarrollo de una estrategia de cribado en población general; el desarrollo políticas de prevención que incidan en las prácticas de riesgo; y la educación para la salud con el fin de evitar reinfecciones en colectivos vulnerables.
«Existe un posicionamiento común por parte de las sociedades científicas para lograr la eliminación de la hepatitis C basado en simplificación, integración y descentralización», ha declarado García Samaniego, que ha concluido que «la eliminación de la hepatitis C es posible en el entorno de 2024 pero sólo si se sigue avanzando en políticas de cribado y mejora de la continuidad asistencial y se reduce el porcentaje de diagnóstico tardío, que presenta datos preocupantes que matizan negativamente los datos abrumadoramente positivos sobre la extensión y éxito de los tratamientos».