sábado, 23 noviembre 2024

Sánchez se entrega a Iglesias y despierta la ira de los socialistas moderados

  • Iglesias insiste en que la reforma laboral de Rajoy se derogará de forma íntegra.
  • El líder de Podemos llegó al acuerdo a espaldas de la otra vicepresidenta Nadia Calviño.
  • El ala moderada del PSOE ve con estupor como Sánchez permite a Iglesias actuar por su cuenta.
  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha entregado a su vicepresidente Pablo Iglesias en cuerpo y alma. Mientras las facciones del Gobierno se polarizan por segundos, el líder socialista parece haberse posicionado bajo el bando de Iglesias. Aunque lo que impera en su forma de gobernar es el silencio, solo la vicepresidenta económica Nadia Calviño parece haber levantado la voz contra el ala progresista del Ejecutivo, que ya campa a sus anchas y toma decisiones como acordar con EH Bildu el derogar de forma «íntegra» la reforma laboral ante el estupor de la propia Calviño y de la Unión Europea. Algo que amenaza con agrietar más las relaciones entre la formación morada y los socialistas.

    Calviño ha frenado el pacto, pero Iglesias insiste en que se va a cumplir porque está firmado. Son declaraciones secas, pero que denotan que en el Gobierno no hay acuerdo ni para abordar una reforma de estas características y dimensiones. Sánchez aceptó las críticas de Calviño, pero no ha levantado la voz ante los exabruptos de Iglesias y sus golpes encima de la mesa.

    Esa forma de guardar silencio no es más que un modo de intentar evitar que los medios se hagan eco de las fuertes diferencias internas que hay en el Gobierno de coalición. El pacto entre el PSOE, EH Bildu y Podemos para tumbar la reforma laboral del expresidente del Gobierno Mariano Rajoy se selló por Whatsapp, pero de poco ha servido. Iglesias negoció a espaldas de muchos miembros del Gobierno, incluida la vicepresidenta Nadia Calviño, y ahora no ha conseguido otra cosa que encontrar reticencias y crear una crisis mediante la que Calviño ha frenado el pacto.

    «Voy a ser cristalino: pacta sunt servanda (lo firmado obliga). Se va a derogar íntegramente la reforma laboral. El pacto con Bildu lleva la firma de los tres portavoces de los grupos parlamentarios, luego cada partido puede decir lo que quiera, pero lo firmado es eso», ha confirmado Iglesias en Catalunya Ràdio. Algo que es un reto para el ala moderada del PSOE, que ve cómo Iglesias se impone dentro del Ejecutivo ante la absoluta pasividad de Sánchez, quien se ha entregado a las políticas de Unidas Podemos.

    La clave está en que Calviño no conocía la negociación, pero Pedro Sánchez sí. Y pese a que la vicepresidenta económica del Gobierno tenía claras competencias en esa negociación, al menos en teoría, el propio Sánchez no vio con malos ojos ocultársela y dar rienda suelta a Iglesias. Y al igual que Calviño hay muchos ministros y dirigentes socialistas que han visto con estupor cómo Sánchez da la llave de la política económica a Iglesias y ha apartado a los suyos.

    Hasta la CEOE ha dado un golpe encima de la mesa y ha roto el diálogo con el Gobierno. Pero no solo eso, ya que Calviño también se ha lanzado a los micros a mandar unas declaraciones a través de los medios de comunicación a cortar las alas de Iglesias. «Sería absurdo y contraproducente abrir un debate de esta naturaleza», ha declarado Calviño. Hasta el PNV se ha mostrado decepcionado con el pacto porque no se les ha tenido en cuenta. Un torpe movimiento del Gobierno del que aún se desconocen las consecuencias.

    Calviño ya puso su dimisión encima de la mesa por las diferencias que mantenía con Iglesias. No es la primera vez que queda claro que hay dos facciones bien diferenciadas en el Gobierno. Y, en esta última trifulca que ha enfrentado a estos dos bandos políticos, el único movimiento de Sánchez ha sido culpar a los portavoces parlamentarios Adriana Lastra y Pablo Echenique, de PSOE y Unidas Podemos, respectivamente.

    La CEOE, algunos partidos como el PNV, claves para la gobernabilidad, y miembros muy importantes del PSOE se han puesto en contra de lo que desde el Gobierno reconocen como una «chapuza» sin precedentes. Y a pesar de culpar a Lastra y a Echenique de este desastre y de que Sánchez intenta coser las grietas que se han abierto en su Gobierno, eso no quita que el presidente ha dado rienda suelta a Iglesias y se ha entregado a su forma de hacer política. Desde el desarrollo del salario mínimo interprofesional a otras medidas.