Las vías de control del contagio de la pandemia en Corea del Sur y China ha abierto los ojos de Occidente a la importancia de apostar por la innovación transversal. Así, desde el mes de abril el Gobierno lleva trabajando en una aplicación de pre-diagnóstico del coronavirus que ayude a hacer una radiografía de cuánto se ha propagado el virus. Desde este lunes, Asistencia COVID-19, que es el nombre de la aplicación, estará activa para las cinco Comunidades Autónomas que se han sumado al proyecto (Cantabria, Canarias, Castilla-La Mancha, Extremadura e Islas Baleares).
No es la única aplicación de estas características que se ha puesto en marcha para tratar de localizar de forma efectiva y a falta de test de diagnóstico masivos, al mayor número posible de contagiados.
OBJETIVO: PODER CONTROLAR LA SEGUNDA OLA
Con estas apps se puede realizar una trazabilidad de las personas que han estado en contacto con el posible positivo, además de ser una primera vía de formulación de posibles síntomas y casos de coronavirus.
Todas las aplicaciones de autodiagnóstico parten de una serie de preguntas para conocer los síntomas y la incidencia de estos sobre el paciente. Los permisos de geolocalización que requieren, y que han estado en el centro de la polémica por la disyuntiva entre control y uso de los datos personales, permiten hacer un patrón de movimientos de la persona infectada.
Con esta información, los especialistas en epidemiología pueden elaborar un mapa del contagio, que resultará clave de cara a la previsible segunda ola de contagios por COVID-19.
ASISTENCIA COVID-19, SEGÚN EL GOBIERNO
El uso y alcance pretendido para la app Asistencia Covid-19 por parte del Gobierno apunta a dos elementos: por un lado, reducir el volumen de llamadas a los call centers habilitados para solicitar pruebas diagnósticas ante los primeros síntomas. Y por otro, ser una vía de triaje inicial ante posibles casos, que haga más fácil su seguimiento anterior y posterior.
El desarrollo de la aplicación Asistencia COVID-19, disponible en iOS y Android, ha sido coordinado por la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial. En este proyecto ha contado con la colaboración de organizaciones privadas, abogados, expertos en salud, privacidad y desarrollo de aplicaciones móviles.
El Ejecutivo insiste en que si bien realiza un cribado previo, el uso de la aplicación y los resultados que genere «no constituye un servicio de diagnóstico médico, de atención de urgencias o de prescripción de tratamientos farmacológicos”.
¿QUÉ DATOS PIDE?
Para esta primera consulta previa ante la aparición de síntomas, una vez descargada la aplicación, solicita al ciudadano su nombre y apellidos, número de teléfono móvil, DNI, dirección completa y código postal, fecha de nacimiento y género. También la ubicación por GPS del dispositivo.
Ante las dudas de si esta permisibilidad de control limitará la libertad de los ciudadanos, el Gobierno insiste en que la aplicación no recoge datos de movilidad ni de otro tipo de forma continua. «Ni rastrea su localización, ni tampoco realiza geofencing para determinar si el ciudadano se encuentra en su domicilio», explican desde el Gobierno.