sábado, 23 noviembre 2024

Versión de la residencia gestionada por Aralia

En relación al artículo TITULADO “Así trataron a Chicote en la residencia en la que han muerto 38 ancianos” desde ARALIA SERVICIOS SOCIOSANITARIOS S.A., empresa titular de la concesión de dicha residencia pública le informo: Por lo que se refiere a la información donde dicen “Varios familiares denuncian que desde la residencia no facilitan el número de fallecidos, aunque trabajadores del centro le contaron a “El Confidencial” que son ya 38 los que han muerto. “Tienen una clara intención de no revelar lo que está pasando en el interior”, dicen algunos de estos familiares”, tenemos que desmentirla en su totalidad dado que es absolutamente falso tanto la cifra como que la empresa tenga intención de no revelar lo que está pasando.

Dicha información supone por su parte un desconocimiento de la normativa legal aplicable en el presente estado de alarma. Los datos sobre fallecimientos, infectados, aislados, son datos que afectan a la intimidad de los residentes, colisionan con el derecho a la protección de datos y no pueden ser comunicados. Esta prohibición de comunicar datos no es una consecuencia de una política de opacidad como se acusa a las residencias privadas, sino una obligación de la empresa impuesta por la ley y establecida en el contrato con la Comunidad de Madrid, y además consecuencia no solo de la normativa mencionada de protección de datos de carácter personal sino de la normativa excepcional publicada tras la promulgación del estado de alarma.

En virtud de la normativa aplicable tras la promulgación del estado de alarma, todas las residencias remiten diariamente los datos a la Comunidad de Madrid, que, al tratarse de un centro concertado, es la titular de dichos datos y la que en última instancia ha de decidir, cómo y cuándo los hace públicos. La normativa que regula esta prohibición se encuentra además de en los PPT de los contratos suscritos por todas las entidades privadas con la Comunidad de Madrid y en la cláusula de confidencialidad establecida, en la normativa dictada desde la promulgación del estado de alarma.

Esta se encuentra contenida en las órdenes SND 265/2020 de 19/03 y la Orden SND 275/2020 de 23/03, la orden conjunta de las Consejerías de Sanidad y Políticas Sociales 1/2020 de 27/03 de la Comunidad de Madrid y finalmente la Orden SND 322/2020, de 3 de abril, por la que se modifican la Orden SND/275/2020, de 23 de marzo y la Orden SND/295/2020, de 26 de marzo, y se establecen nuevas medidas para atender necesidades urgentes de carácter social o sanitario en el ámbito de la situación de la crisis sanitaria ocasionada por el COVID19, donde se regulan detalladamente estas cuestiones.

En cumplimiento de dicha normativa, la residencia remite diariamente toda la información, en el formato establecido y con los datos requeridos, a la Comunidad de Madrid que recientemente ha publicado los datos en el portal de transparencia. Por similares motivos no se permitió la entrada en su día de Chicote ni de cámaras de televisión.

Nos extraña su candidez al dar por cierto un reportaje televisivo, de realidad simulada, que no es sino una adaptación guionizada del cocinero comunicador, y que ustedes se convenzan tan fácilmente de esas verdades cual Truman en la famosa “El show de Truman” y ni siquiera pregunten la versión de la empresa. Deben conocer que la autorización para grabar dentro de una residencia y realizar un programa televisivo excede de las potestades de esta empresa siendo competencia exclusiva de la Comunidad de Madrid, a la que Chicote pidió autorización y la Comunidad denegó.

Sepan también que los trabajadores denunciantes, en su papel de actores en el show, fueron objeto de un expediente sancionador que finalizó con la imposición de una sanción por falta muy grave, sanción firme, demostrándose que la productora de Chicote, sin duda alguna por su audiencia y presupuesto, puede permitirse fácilmente comprar voluntades de los trabajadores. Solicito por tanto, si lo tienen a bien, que rectifiquen la información, falsa en todos sus aspectos, y que en lo sucesivo en aras a la veracidad de sus informaciones, comprueban las mismas antes de publicarlas