Querían que fuera un ejemplo de civismo pero se acabó convirtiendo en la imagen de la vergüenza de la capital. La policía municipal intervino el pasado 2 de mayo hasta 30 botellones durante la primera noche en la que se permitía salir a dar paseos. Y lo peor tuvo lugar en el barrio de Malasaña. Varios vecinos no quisieron renunciar al programa de fiestas de mayo y propusieron celebrar el evento desde los balcones. Incluso lo ilustraron como una celebración cívica y respetuosa. Pero los vídeos que se han colgado en las redes sociales constataron que los vecinos no supieron comportarse y acabaron en las calles, mini en mano, celebrando lo que ellos han entendido como el fin de la cuarentena.
Ayer por la noche, en Malasaña. Se ve que ellos no tienen una madre en peligro entre la vida y la muerte o un familiar sanitario. He sentido una desolación profunda ante la gilip0llez del ser humano. pic.twitter.com/WkRNBsXAW8
— Lucia Etxebarria (@LaEtxebarria) May 3, 2020
“Este 2020, las fiestas se trasladan a los balcones y a las redes que unen a los vecinos (online y offline). Cualquier persona está invitada a participar en estos festejos populares, que cumplen 12 años organizados por los vecinos bajo el lema Haciendo Barrio y con la solidaridad por bandera”. Al final, la idea publicada en el diario Somos Malasaña consiguió “hacer barrio”, pero tal y como ellos quisieron.
La “fiesta” empezó con decenas de personas caminando por las calles. Risas, caminatas algún que otro mini con cerveza y buen tiempo propio de mayo. Pero según iba avanzando el día, las normas y las recomendaciones para mantener la distancia de seguridad se iban diluyendo. Ya entrada la noche, las mascarillas parecían ser más de atrezo y todos estaban en plena calle como si la pandemia no fuera más que cosa del pasado.
El programa de las fiestas era demasiado idílico. Pintaba a los vecinos disfrutando de la fiesta y del buen tiempo en los balcones sin sospechar que se les podía ir de las manos. Y aunque así fue, la imagen queda grabada para la posteridad. Decenas de personas en plena calle, juntos, risas y fiesta.
Los gritos pasaron incluso a indignar y a afectar a los peatones que circulaban por Malasaña. «¡Quién no baile, no pasa!», gritaba un grupo de personas en ropa interior disfrutando en plena calle del calor de mayo. Una escena que se repitió en varias ocasiones y que por la noche llegó a otro nivel.
Estas imágenes se suman a las miles de personas que no han respetado en ningún momento los procesos y las recomendaciones para abordar la desescalada. Si se podía salir a correr, la gente se apelotonaba allí donde fuese. La policía municipal intervino en botellones y ha puesto más de una multa a gente que no ha querido cumplir las normas. Incluso han tenido que expulsar a personas que hacían deportes en zonas verdes.