Desde Podemos se vendió como una «prohibición» que ayudaría a que los trabajadores españoles no perdieran sus puestos de trabajo, pero los resultados reflejados en la Encuesta de Población Activa (EPA) no acompañan las previsiones del partido morado. El número de ocupados ha disminuido en 285.600 personas en el primer trimestre de este año respecto a 2019 y el paro ha subido hasta los 3.310.000 millones de personas. A esto hay que añadirle los afectados por los ERTE, que aunque en principio se estima que no engrosarán en el futuro las cifras de desempleados, ya son casi 600.000.
Estos datos son orientativos porque se centran en el primer trimestre de 2020. Es decir, que no se puede estimar con precisión cuál ha sido el impacto de la pandemia en el empleo. Sin embargo, las cifras del paro, cercanas a las de 2013, apuntan a que la crisis del coronavirus arrasará en España y, tal y como estiman instituciones como el Fondo Monetario Internacional o el Banco de España, la economía del país caerá en dos dígitos. En solo dos semanas de crisis de la pandemia (las que se incluyen en el estudio trimestral publicado por el Instituto Nacional de Estadística), España roza datos similares a los de la anterior crisis económica.
Enmarcado en todo esto se encuentran las medidas que ha tomado el Gobierno para paliar las consecuencias de la crisis, pero que tal y como se reflejan en las cifras, no parece que vayan a surtir efecto. Podemos anunció que «prohibía» el despido a causa del coronavirus. Es decir, que una empresa no podía dar como procedente un despido amparándose en la crisis generada por la pandemia. El objetivo del Gobierno era el de que los empresarios optaran por los ERTE antes que ejecutar un despido improcedente y evitar la destrucción de empleo. Pero los 3,3 millones de parados en tres meses auguran que su plan quedará cojo.
En solo dos semanas se han presentado casi 600.000 expedientes temporales de regulación de empleo. Queda por contabilizar todo abril, mes en el que el país ha estado prácticamente parado. Pero la destrucción de trabajo será similar a la de 2008, y no un «paréntesis», como se esperaba desde el Gobierno.
Al mismo tiempo, hay otra realidad reflejada en la EPA: España ya mantenía una deriva de desaceleración económica. No todos los trabajadores que han engrosado las listas del paro venían de la crisis del coronavirus, sino que entre enero y febrero se ha constatado que la tendencia de la economía española no era excesivamente positiva.
“Nadie puede aprovecharse de esta crisis sanitaria, no puede usarse el Covid-19 como excusa para despedir”, dijo la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, al impulsar ese «escudo social» que pasaba por prohibir el despido. Pero estas dos semanas diluidas en un estudio de tres meses ya dejan entrever las catastróficas cifras que se verán en las próximas encuestas de población activa.
Los despidos «prohibidos» cuentan, al menos, con una indemnización de 20 días por año trabajado y un anualidad como máximo. Si el despido es improcedente, la indemnización se eleva hasta los 33 días por año trabajado y dos anualidades como máximo.
EL TORTAZO ECONÓMICO
La caída de la economía española pasará de prever un contenido crecimiento a darse un tortazo de dos dígitos. El Fondo Monetario Internacional y el Banco de España son muy pesimistas con cómo se recuperará la economía de España de la crisis del coronavirus. El que el país haya sido uno de los más golpeados por la pandemia en Europa es una de las causas, pero el hecho de que España sea un país que vive del turismo, una actividad que representa el 13% del PIB nacional.
El FMI ha hecho sus previsiones y estima que la economía del país caerá un 8%. Pero el Banco de España es aún más pesimista y considera que caerá lo mismo que el peso del turismo en el producto interior bruto nacional, es decir, un 13,6%. Datos que auguran que el paro acabará muy inflamado.