Koldo Martínez mantiene su actividad frenética durante el confinamiento. Este senador navarro de Geroa Bai (coalición que comparte el Gobierno foral con el PSN-PSOE), fue diputado autonómico hasta el pasado año y desde hace unos meses trabaja en la Cámara Alta. En MONCLOA.com hemos hablado con él de lo divino y humano:
¿Cómo está llevando estos momentos a nivel personal?
Imagino que como todo el mundo, concierta resignación. Pero consciente de que estamos haciendo algo muy grande e impensable hasta hace muy poco tiempo: sacrificar parte de nuestros derechos y libertades por el bien común.
Es usted médico intensivista y se ha atrevido a poner sobre el tapete político un tabú: el del papel de los profesionales sanitarios ante los pacientes más críticos cuando escasean los recursos. ¿Cree que las administraciones están respaldando a los médicos?
Los profesionales de la salud, en su sentido más amplio (medicina, enfermería, auxiliares de clínica, celadores, limpieza, administrativos, etc.), nunca serán suficientemente reconocidos por la labor que están desarrollando en este momento de nuestra historia. Merecen el respaldo de toda la sociedad por encima de nuestras diferencias tal y como ellos y ellas han estado, y están, trabajando…
Subrayaba que los profesionales sanitarios normalmente consultan con los Comités de Ética Asistencial (CEA), pero que estos procesos relacionados con la conciencia están siendo enterradas por esta situación de emergencia. ¿Qué debe hacer un sanitario sin asistencia ante un camino que se le bifurca?
No. Los CEA siguen funcionando en los centros sanitarios. Lo que esta crisis ha provocado es que en algunas situaciones o momentos los profesionales así como los miembros de los CEA no hayan dispuesto de la serenidad, del tiempo y de los recursos habituales para la toma de decisiones. Por lo tanto, si a un profesional se le plantean problemas éticos en algún momento lo que debe hacer es recurrir al CEA de su centro (o, en el caso navarro, en el comité que ha creado el Gobierno foral pensado directamente en la problemática de esta crisis).
Es usted también experto en bioética. Entiendo que para un profesional sanitario no será fácil tomar decisiones en momentos de una asfixia ambiental como la actual…
Las decisiones que implican juicios éticos no son fáciles nunca porque nacen de los conflictos de valores y decidir sobre estas cuestiones obliga a un proceso de deliberación que nunca es fácil. Además la solución nunca es ‘la buena’, sino la considerada mejor entre todas las posibles…
¿Cómo está viendo el papel del Gobierno central ante esta crisis?
Está claro que alguien debía ponerse al mando y el Gobierno decidió hacerlo. Desde ese punto de vista, bien. Otra cosa es que muchas de las decisiones no han sido consensuadas con las comunidades autónomas, lo que no me parece de recibo (y por eso, por ejemplo, la pésima distribución de mascarillas en unas Comunidades y otras, e incluso en algunos municipios y otros).
Por otro lado, también se han tenido que tomar decisiones de manera urgente: compra de materiales, batas, mascarillas, tests, por ejemplo. Y esto se ha hecho como han podido, con el resultado que todos ya conocemos. Mala, muy mala, ha sido la política de comunicación de las decisiones, como por ejemplo, la de dejar salir a los menores a la calle. Y por último, me ha parecido totalmente excesiva la participación de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en las ruedas de prensa de eso que se ha venido en llamar el mando único.
¿Cree que la revalorización de la Sanidad pública en la percepción ciudadana posibilitará una mejora de las condiciones para los sanitarios a corto plazo?
Me gustaría que así fuera. Pero no nos engañemos. Esto va a depender de qué presupuestos se aprueben en el futuro y, por tanto, de las prioridades de la ciudadanía a la hora de elegir a sus representantes.
Se interesó hace unos días en el Senado por la situación de la embarcación de salvamiento Aita Mari. ¿Qué respuesta se ha encontrado por parte del Ejecutivo central?
Retiré la pregunta a los días porque, afortunadamente, al Aita Mari se le dejó desembarcar en un puerto italiano.
También preguntó por el papel del ejército en estos momentos. ¿Cree que desde el poder hay cierta tentación de militarizar un asunto sanitario?
No lo sé. Pero como he dicho su presencia ha sido excesiva. Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado tienen un papel importante que jugar en situaciones de riesgo para la seguridad de la ciudadanía.
Pero parece evidente que algunas de sus intervenciones han sido excesivamente publicitadas incluso cuando algunas de ellas han sido absolutamente innecesarias (por ejemplo, la ‘desinfección’ de las calles o de los montes.
No había ninguna evidencia de que esas acciones estuvieran basadas en la más mínima evidencia pero provocó que en algunas localidades los ayuntamientos se vieran empujados a hacerlas y que incluso algunos sindicatos las hicieran (aunque sola fuera una vez pero bien publicitada)
Muchos de nuestros derechos han quedado enterrados por la crisis y la privacidad se ha evaporado. ¿Se revertirán todas estas regulaciones totalitarias o se aplicará en materia de derechos y libertades ‘la doctrina del shock’ que denunció Naomi Klein?
Enterrados, no; quizás ‘hibernados’. Y lo mismo digo de la privacidad. Es cierto que hemos aceptado la limitación de algunos derechos fundamentales. Pero lo hemos hecho porque hemos creído que con la aceptación de esos recortes favorecíamos el bien común.
¿Se podía haber actuado de otra manera? Es posible. Pero en todos los planteamientos para enfrentarnos a una epidemia como esta, insisto, en todos, siempre en algún momento se defiende la limitación de diversos derechos.
Aunque hay métodos utilizados en otros países en los que dicha limitación no es tan masiva, no afecta a toda la población como es nuestro caso. En otros casos ha sido incluso mayor. Y tengo claro que en cuanto pase esta crisis la ciudadanía deberemos exigir la vuelta a la situación de derechos y libertades previa a la crisis, cuando menos. Para que de esta crisis quien más perjudicados salgan no sea ni la democracia ni el Estado del Bienestar.
Geroa Bai ha apoyado la investigación de Juan Carlos I y Podemos se ha desmarcado. ¿Cree que la monarquía aprovechará la crisis sanitaria para salir indemne de su crisis reputacional?
Ya lo ha intentado. Que el rey saliera en medio de la crisis a decirnos que él no sabía nada de los supuestos tejemanejes de su padre el rey emérito es un claro indicio de por dónde va a ir la monarquía en el futuro…