Agentes de la Policía Nacional han detenido en Valladolid a ocho personas como presuntas autoras de delitos de estafa y falsedad documental. Se les acusa de defraudar más de 300.000 euros con 15 operaciones de falsos préstamos bancarios. La operación «SACO» continúa abierta y no se descartan nuevas detenciones.
La investigación se inició después de que el Juzgado de Instrucción Nº4 de Valladolid solicitase al Cuerpo Nacional de Policía la investigación de un chat de mensajería. En él el administrador de una empresa y una mujer que ejercía como empleada bancaria, intercambiaban información.
15 PRÉSTAMOS BANCARIOS FRAUDULENTOS
El administrador de esta empresa se encargaba de preparar documentación a nombre de terceras personas, las cuales actuaban como «testaferros». De esta manera obtenía préstamos bancarios personales, a los que posteriormente el banco daba su aprobación gracias a la participación de la empleada.
Tras llevar a cabo las correspondientes pesquisas policiales, los agentes pudieron identificar a la empleada bancaria implicada en los hechos. Ademas, con la colaboración del departamento de seguridad de la entidad, se pudieron detectar todos los productos que había comercializado.
Una vez recogida y analizada toda la documentación, se pudo constatar que se trataba de 15 operaciones fraudulentas de préstamos bancarios. Estas se produjeron entre los años 2016 y 2017, alcanzando un fraude total superior a los 300.000 euros.
La investigación y detenciones han corrido a cargo del Grupo de Delitos Económicos de la Comisaría Provincial de Valladolid. En total se ha detenido a ocho personas, aunque la investigación permanece abierta y no se descartan nuevas detenciones.
75.000 EUROS CON DOCUMENTACIÓN FALSA
Esta operación es similar a la que se llevó a acabó en el pasado mes de febrero también en Valladolid. En aquel caso, la Policía Nacional detuvo a seis personas que integraban un grupo criminal por estafa y falsedad documental. A través de su grupo habían logrado obtener 75.000 euros en préstamos personales a través de documentación falsa y «testaferros».
Estos fraudes tienen su origen a finales del año 2018, cuando los integrantes del grupo criminal solicitaban préstamos personales. Para ello alegaban ante las entidades bancarias que iba a ir destinado a la adquisición de un teléfono de gama alta o un vehículo. Cuando les concedían el préstamo, sacaban el dinero o lo traspasaban a sus cuentas.
Los principales responsables de la organización eran quienes se encargaban de la falsificación de las nóminas, contratos de trabajos y vidas laborales. Además, en ocasiones hasta ejercían de intermediarios entre los bancos y quién solicitaba el préstamo, tratando así de mostrar una mayor seriedad y confianza ante las transacciones realizadas.
Tras meses de investigación, la Policía Nacional pudo localizar a los integrantes del grupo criminal y arrestar a un total de seis personas.
GRAN ESTAFA A UNA DOCENA DE BANCOS EN VALLADOLID
En el pasado mes de enero, el magistrado titular del Juzgado de Instrucción Nº1 de Valladolid concluyó las diligencias y encausó a 70 personas por una gran estafa a una docena de bancos. Estas formaban parte de una organización criminal a la que se le atribuyen estafas por un total de 522.490 euros.
Los 45 hombres y 25 mujeres que integraban el grupo recurrieron a la falsificación de documentos para obtener así préstamos bancarios en entidades bancarias a los que no devolvían la cantidad.
Los hechos tuvieron lugar entre los meses de noviembre de 2014 y febrero de 2016. En 2015 se abrieron las diligencias previas tras una denuncia recibida en la Policía Nacional y las correspondientes investigaciones determinaron la existencia de un grupo criminal que se encontraba detrás de este tipo de delito.
En aquella ocasión, la brigada de la Policía Judicial pudo confirmar que una pareja que integraba la cúpula de la banda de estafadores era la que se encargaba de definir las tareas. Se trataba de un grupo criminal perfectamente organizado y estructurado, y que además realizaba un exhaustivo estudio previo de las entidades bancarias.
CASTINGS PARA LOS PRÉSTAMOS BANCARIOS
La gran organización criminal, una vez que averiguaba los requisitos de cada entidad, creaba los documentos falsos. Además realizaban «castings» con las personas que mejor encajaban para cada caso. De esta manera, luego las hacían participar en el engaño, ya que era quienes se encargaban de solicitar los préstamos bancarios.
Otros de los integrantes de la banda realizaban ingresos con los cuales simulaban nóminas de trabajos inexistentes, todo ello para tratar de engañar a los empleados bancarios. Con estas transferencias, anteriores a la concesión del préstamo, buscaban engañar a los bancos que solicitan la domiciliación previa de nóminas.
Para perpetrar su engaño, la banda alegaba la financiación de un vehículo, aportando casi siempre documentación falsa a los «testaferros».
Los autores de esta macroestafa, que obtuvieron beneficios superiores al medio millón de euros, contaban con documentación e información para la constitución de «Offshore» en Reino Unido.
LOS FRAUDES DEL CORONAVIRUS
Por otro lado, la Policía Nacional alerta un nuevo fraude que trata de aprovecharse del coronavirus para estafar a los usuarios. En este nuevo intento de phishing bancario, los ciberdelincuentes se hacen pasar por una entidad bancaria.
Para ello envían un correo electrónico a sus víctimas en el que explican que, supuestamente, su cuenta bancaria ha sido bloqueada. De esta forma, indican a sus víctimas que para desbloquear la cuenta deben acceder a un enlace y rellenar un formulario.
Los agentes recomiendan no hacer caso a este tipo de correos electrónicos y siempre, en caso de duda, que contacten con la entidad bancaria. De esta forma podrán confirmar si el mensaje recibido es cierto o no. No obstante, las entidades bancarias no solicitarán contraseñas ni datos personales a través de correo electrónico ni SMS.
De esta forma se alerta de los grandes riesgos del phising de cara al robo de datos y las estafas. A través de esta técnica los ciberdelincuentes pueden suplantar la identidad de una persona o conseguir datos sobre sus tarjetas de crédito. Con la situación generada por el coronavirus y el confinamiento en los hogares, los estafadores tratan de aprovecharla para lograr nuevas víctimas.
Desde que se decretase el estado de alarma, el tráfico en internet creció un 80%, por lo que el número de víctimas potenciales de este tipo de delincuentes se eleva de forma considerable. Por ello, redes organizadas que operan a nivel internacional tratan de adaptarse a las circunstancias y emplean todo tipo de artimañas, muchas de ellas utilizando el propio coronavirus como gancho.