El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, está descubriendo cómo algunos de sus presidentes autonómicos y alcaldes han resaltado considerablemente por la gestión de la crisis del coronavirus. Sin embargo, hay un regidor que parece haber destacado frente al resto y, como si de un gran jugador de fútbol se tratara, su labor al frente del Ayuntamiento de Madrid parece haber ensalzado el valor de la marca del equipo, en este caso de los populares, muy atacados en plena pandemia por haber protagonizado recortes a la sanidad pública. Ahora, José Luis Martínez Almeida se ha convertido en el gran valedor popular. Y Casado no ha dudado en apoyarse en su gestión para reforzar la imagen del PP.
Son muchos los piropos mediáticos y políticos que le han llegado a Almeida. No solo procedentes de aliados dentro del mundo periodístico, sino también desde las cadenas y medios que se suponen contrarios al PP en el marco ideológico. Desde algún tímido “tono conciliador” a otros que no ocultan su pasión por un alcalde que tachan de resiliente y “buen político”. Sin entrar en detalles, es cierto que la estrategia de Almeida pasa por fomentar la unidad, rebajar los reproches políticos y afrontar con responsabilidad la crisis de la pandemia. Y sus declaraciones le han servido a Casado para promulgar que su partido es responsable, de Estado y eficiente.
El presidente del PP ya se ve como elevando su cargo al de Gobierno. Al menos es lo que se ha desprendido de sus palabras, que en vez de ensalzar su labor, se ha centrado en la gestión de los que ya gobiernan: Almeida y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. “demuestran que hay una alternativa en España”, ha afirmado Casado en referencia a los suyos en una entrevista.
La estrategia del líder del PP pasa por ser crítico con la gestión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pero sin buscar una confrontación. A base de pullas, reproches y otro tipo de reclamaciones, Casado sigue votando “sí” a casi todas las demandas del líder socialista que caen en sede parlamentaria. Sin embargo, Casado sigue estando en un punto en el que su gestión no se ha convertido en una gran imagen de marca para el partido, especialmente porque la línea de su partido solía ser partidaria con aplicar recortes en la sanidad pública, algo que ahora les ha explotado en la cara.
Es por eso que Almeida se ha convertido en el gran arma electoralista para Casado. Hasta el expresiente del Gobierno Felipe González ha ensalzado su labor al frente de Madrid y ha visto con buenos ojos su gestión y actitud como hombre de Estado que lejos de buscar la confrontación se ha sentado para buscar soluciones. Que Almeida haya levantado pasiones controladas en la oposición moderada es una gran carta de presentación para Casado, y lo ha dejado caer en más de una ocasión.
«Me ha sorprendido gratamente por su actitud y su capacidad de estar al frente», dijo el pasado 8 de abril el expresidente del Gobierno Felipe González. «Los gobiernos se enfrentan a muchas dificultades. Nosotros además sumamos el factor de una cierta inexperiencia y de una crisis política que venimos atravesando desde hace cinco años. Justamente por eso se hace más necesario ponerse de acuerdo», afirmó González en referencia al presidente Pedro Sánchez.
Otro cantar es la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Casado presume también de su gestión, pero la tormenta mediática se ha llevado por delante alguna que otra declaración de la baronesa del PP. Sánchez se ha acordado de ella en más de una ocasión, incluso en la tribuna del Congreso, para criticar de forma tajante su gestión. Y algunas de las polémicas, como la del avión fantasma que acabó por llegar, han convertido su imagen en una bomba de relojería para la marca PP.
Ayuso y Sánchez están en plena guerra de reproches. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha llenado ya el buzón del Palacio de la Moncloa con cartas en las que exige que deje de verter “falsedades” sobre la autonomía y Sánchez se ha quedado a gusto retratando como modelo de lo que no hay que hacer a la Comunidad de Madrid. Por lo que Ayuso no es, de momento, un gran aliado para que Casado mejore la imagen del PP.