Las máscaras quirúrgicas pueden ayudar a evitar que las personas infectadas contagien a otras personas con virus estacionales, incluidos los coronavirus, según una nueva investigación que podría ayudar a resolver este debate en el que interviene normas clínicas y culturales respecto de este medio de protección.
En experimentos de laboratorio, las máscaras redujeron significativamente las cantidades de varios virus transmitidos por el aire provenientes de pacientes infectados, medidos utilizando la ‘máquina Gesundheit II’ que captura el aliento desarrollada por el doctor Don Milton, profesor en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Maryland y autor principal del estudio que publica la revista ‘Nature Medicine’.
Milton ya ha consultado con los funcionarios de salud federales y de la Casa Blanca sobre los hallazgos, que siguen de cerca las declaraciones del jefe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades que dicen que la agencia estaba reconsiderando los consejos de que las máscaras quirúrgicas no son una precaución útil fuera de entornos médicos. El debate se produce en un momento en que los propios médicos se enfrentan escasez de suministros de máscaras en prácticamente todo el mundo.
El estudio, realizado antes de la pandemia actual con un estudiante de los colegas de Milton en la Facultad de Medicina de la Universidad de Hong Kong, no aborda la cuestión de si las máscaras quirúrgicas protegen a los usuarios de la infección. Sugiere que las máscaras pueden limitar cuánto los infectados, que en el caso del nuevo coronavirus a menudo no tienen síntomas, transmiten enfermedades como la gripe, los rinovirus y los coronavirus.
Milton, que dirige el Laboratorio de biomarcadores de biología y biología de salud pública en la Escuela de Salud Pública, demostró en un estudio de 2013 que las máscaras quirúrgicas podrían ayudar a limitar la transmisión de la gripe. Sin embargo, advierte que el efecto puede no ser tan grande fuera de las configuraciones controladas.
Sin embargo, precisa, la posibilidad de que puedan ayudar justifica una nueva mirada a si se debería alentar a todas las personas a usarlos cuando se aventuran fuera de sus casas a tiendas u otros lugares poblados durante el actual bloqueo del COVID-19.
«En tiempos normales, diríamos que si no se mostró estadísticamente significativo o efectivo en estudios del mundo real, no lo recomendamos«, dijo. «Pero en medio de una pandemia, estamos desesperados. La idea es que incluso si reduce un poco la transmisión, vale la pena intentarlo».
Estudios anteriores han demostrado que el coronavirus y otras infecciones respiratorias se transmiten principalmente durante el contacto cercano, lo que algunos especialistas en enfermedades infecciosas han interpretado que significa que la enfermedad podría propagarse solo a través del contacto y las gotas grandes, como la tos o el estornudo, un mensaje que a menudo se ha compartido con el público.
«Lo que no entienden es que es simplemente una hipótesis«, puntualiza Milton. El estudio actual (junto con los anteriores) muestra, por el contrario, que pequeñas gotas en aerosol pueden difundirse por el aire. Eso significa que puede ser posible contraer COVID-19 no solo tosiendo, sino simplemente inhalando el aliento de alguien cercano que lo tiene, ya sea que tenga síntomas o no. Sin embargo, las máscaras quirúrgicas atrapan una gran cantidad del virus en aerosol cuando se exhala, asegura.
El estudio se realizó en la Universidad de Hong Kong como parte de la investigación de tesis de la autora principal, la doctora Nancy Leung, quien, bajo la supervisión de los coautores, los doctora Cowling y Milton, reclutaron a 246 personas con sospecha de infecciones virales respiratorias. La máquina Gesundheit de Milton comparó la cantidad de virus que exhalaron con y sin máscara quirúrgica.
«En 111 personas infectadas por coronavirus, virus de la gripe o rinovirus, las máscaras redujeron el virus detectable en gotitas respiratorias y aerosoles para los coronavirus estacionales, y en gotitas respiratorias para el virus de la gripe –señala Leung–. En contraste, las máscaras no redujeron la emisión de rinovirus».
Aunque el experimento tuvo lugar antes de la pandemia actual, el COVID-19 y los coronavirus estacionales están estrechamente relacionados y pueden tener un tamaño de partícula similar.
El otro autor principal del informe, el profesor Benjamin Cowling, jefe de la División de Epidemiología y Bioestadística de la Escuela de Salud Pública de HKUMed y codirector del Centro Colaborador de la Organización Mundial de la Salud para Epidemiología y Control de Enfermedades Infecciosas, destaca que «la capacidad de las máscaras quirúrgicas de reducir el coronavirus estacional contenido en gotitas respiratorias y aerosoles implica que tales máscaras pueden contribuir a disminuir la propagación de (COVID-19) cuando lo usan personas infectadas».
Milton señala otras medidas que su investigación descubrió que son aún más efectivas que las máscaras, como mejorar la ventilación en lugares públicos como tiendas o instalar luces UV-C cerca del techo que funcionen en conjunto con ventiladores de techo para extraer el aire y destruir virus y bacterias.
«El equipo de protección personal como las máscaras N95 no son nuestra primera línea de defensa –precisa Milton–. Son nuestra última cosa desesperada que hacemos».