Dicen los expertos que el famoso COVID-19 no es más mortal que otros anteriores. El problema es que es nuevo. No estamos preparados y no tenemos tratamientos, contagia masivamente y tiene algunas características únicas, como son la velocidad de su transmisión y su alta letalidad especialmente en los grupos de riesgo. La concentración de la población en las áreas urbanas y la necesidad de los desplazamientos ha permitido que, desde un primer infectado en China hace solo unos meses, el virus haya podido llegar en muy poco tiempo, prácticamente a todos los países del mundo.
La alta mortalidad del virus en personas mayores o con patologías previas tiene una gran incidencia en la atención de los mismos en los hospitales, al requerir su ingreso en las Unidades de Cuidados Intensivos, UCI, cuyas infraestructuras no han sido diseñadas para esta eventualidad. Y llega la clave: “colapsa cualquier sistema sanitario “.
5A LA ESPERA DE UN PUNTO DE INFLEXIÓN
Esperamos que en unos días se produzca el esperado punto de inflexión de los pacientes contaminados, la evolución de los pacientes tratados en los hospitales y particularmente en las UCI´s con ello bajara la presión sobre el sistema sanitario en la gestión del coronavirus.
Nuestros políticos deberían ser muy prudentes antes de retirar las medidas que han conducido a la contención de la pandemia. Un rebrote de la misma podría ser tremendamente negativo para la confianza de los ciudadanos, que ha soportado las medidas de confinamiento con notable ejemplaridad.
Hoy nuestro coloso sanitario está en llamas, de momento apaguemos el fuego como podamos y tomemos todas las medidas necesarias para que no vuelva a ocurrir.