Dicen los expertos que el famoso COVID-19 no es más mortal que otros anteriores. El problema es que es nuevo. No estamos preparados y no tenemos tratamientos, contagia masivamente y tiene algunas características únicas, como son la velocidad de su transmisión y su alta letalidad especialmente en los grupos de riesgo. La concentración de la población en las áreas urbanas y la necesidad de los desplazamientos ha permitido que, desde un primer infectado en China hace solo unos meses, el virus haya podido llegar en muy poco tiempo, prácticamente a todos los países del mundo.
La alta mortalidad del virus en personas mayores o con patologías previas tiene una gran incidencia en la atención de los mismos en los hospitales, al requerir su ingreso en las Unidades de Cuidados Intensivos, UCI, cuyas infraestructuras no han sido diseñadas para esta eventualidad. Y llega la clave: “colapsa cualquier sistema sanitario “.
1VIRUS EN LUGAR DE GUERRAS
Tras la pandemia de la gripe en 2009 y posteriormente del ébola (2014-2016), desde los organismos internacionales se dieron las voces de alarma y personajes tan conocidos como Bill Gates en 2015 ya anunciaron que serían los virus y no la guerra, los que traerían en el futuro el caos en el mundo. Muchos expertos, entre ellos los del The Global Preparedness Monitoring Board, GPMB, formado por expertos de la O.M.S. y el Banco Mundial, que, reunidos en octubre de 2019, anunciaban la poca preparación que tenemos a nivel global para prevenir las posibles futuras pandemias.
Pero centrémonos en el problema puramente sanitario para poder entenderlo mejor.