El Papa Francisco ha venido a marcar distancias entre su forma de gestionar el Vaticano y la iglesia Católica y sus predecesores. Son frecuentes sus salidas de tono o su flexibilidad a las costumbres más recalcitrantes de una institución que debería darle las gracias a un pontífice que está haciendo más por «salvarla» de lo que han hecho todos los Papas anteriores.
3El «puñetazo» poco católico
Tras los atentados al semanario satírico francés Charlie Hebdo que le costaron la vida a 12 personas el Papa Francisco realizó unas declaraciones muy polémicas.
El sumo Pontífice afirmó tajante que «matar en nombre de Dios es una aberración» y continuó «…pero tampoco se puede provocar ni insultar la fe de los demás. Si alguien dice una mala palabra en contra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo».
Aunque muchos quisieron ver en estas palabras una llamada a la violencia muy en contra del parecer de la Iglesia de «poner la otra mejilla», la explicación del Papa Francisco fue muy clara. Tras haber condenado previamente y varias veces el atentado, tan sólo quería decir que la libertad de expresión también tiene límites.