La Junta de Castilla y León se ha vuelto a columpiar con el mismo asunto que tantas veces le ha sacado los colores: la caza. En plena crisis del coronavirus, la Consejería de Fomento y Medio Ambiente ha pasado de permitir la actividad cinegética a prohibirla después de que se conociera la noticia. Una irresponsabilidad en pleno confinamiento que no ha pasado desapercibida. En un principio, la Junta permitió la caza “por razones de control poblacional”. Pero ante las posibles consecuencias, la administración decidió horas después tumbar la medida.
La explicación que han dado desde la Junta de Castilla y León es que hay que controlar la población de jabalí, ciervo y corzo y del conejo. Según la primera nota interna que se envió a los servicios territoriales de medio ambiente de las nueve provincias de la comunidad autónoma, estaría permitida la casa si en la batida participa un máximo de cuatro personas. Algo que escandalizó a muchos, ya que España está sumida en un confinamiento debido a la crisis del coronavirus.
Ante las reacciones que hubo respecto a esta obsesión que parece tener la junta de Castilla y León con la caza, la administración autonómica dio un paso atrás y dejó sin efecto todo lo anterior. Pero siempre a raíz de que se conociera esta situación en los medios de comunicación y que fuera denunciada por otros grupos y organizaciones, como Ecologistas en Acción.
La respuesta de la Junta ha sido tan robótica como poco esclarecedora. “Sobre la base de la prohibición de la caza y la pesca como actividad cinegética por el Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, de declaración del Estado de Alarma, y la supresión de actividades no expresamente autorizadas, y dado que la interpretación no adecuada de la nota interior puede generar situaciones contrarias al cumplimiento de la normativa y su finalidad, se deja sin efecto”, ha señalado la Junta de Castilla y León.
Pero lo cierto es que en un principio, la administración autonómica quiso permitir esta actividad. Y solo cuando Ecologistas en Acción denunció los hechos y aseguraron que iban a solicitar que se paralizara de manera cautelar este permiso, la Junta reaccionó.
“Ante algunas las informaciones aparecidas en medios de comunicación y redes sociales con respecto a la nota interna de servicio emitida en el día de ayer de aclaraciones sobre la aplicación de la Instrucción 7/FYM/2018, de 8 de agosto, de la Dirección General del Medio Natural, sobre normalización de los procedimientos de autorización de controles poblacionales de fauna silvestre cinegética con motivo del COVID-19 y el dictado del Real Decreto 463/2020, desde la Consejería de Fomento y Medio Ambiente se ha dejado sin efecto la nota interna”, han detallado desde la Junta.
OBSESIÓN POR LA ESCOPETA
La Junta de Castilla y León ha tenido problemas legales derivados de las autorizaciones de caza. La Justicia ha llegado a paralizar esta actividad en todo el territorio por las presuntas irregularidades cometidas. Tal es el grado de polémica que suscita la actividad cinegética en Castilla y León que muchos, como PACMA o Ecologistas en Acción, han cuestionado la forma de procedera la hora de elaborar los censos sobre el lobo ibérico. Esos en los que se apoya la Junta para permitir la caza de esta especie pseudoprotegida, solo al sur del río Duero.
Desde la Junta consideran la caza como una actividad fundamental para las zonas rurales de Castilla y León. Según sus explicaciones, son muchos los pueblos que viven de ella, además de presumir del manido argumento de que la caza es un elemento clave para la sostenibilidad del medio ambiente. Algo que desechan otros grupos contrarios a este argumento.
Uno de los mejores ejemplos de cómo procede la Junta de Castilla y León en referencia a la caza es la polémica forma que tiene de elaborar los censos del lobo ibérico. No lo es todo, pero es un dato que lleva a pensar que los estudios en los que se apoya la Junta para permitir cazar a un número determinado de especies pueden estar alejados de la realidad. Al menos es lo que consideran algunas asociaciones y técnicos expertos consultados por MONCLOA.COM.
Los censos que determinan el número de lobos ibéricos que hay en Castilla y León son la suma de muchos pequeños estudios elaborados por empresas privadas, contratadas tanto por los gestores de los cotos de caza privados como por la propia Junta. Aun así, según la administración autonómica, al norte del río Duero en Castilla y León (territorio de la autonomía donde este animal es especie cinegética, ya que al sur está considerado un animal protegido) hay 1.051 lobos. Una cifra que algunos técnicos consideran excesivamente precisa.