Coronavirus y niños desobedientes: las señales del fin del mundo para los Testigos de Jehová

  • Este grupo religioso entiende que el Covid-19 es una fase que viene después de los terremotos que anuncia el fin del mundo.
  • El experto en sectas Luis Santamaría advierte que este tipo de grupos "se frota las manos" con estas crisis.
  • Otro de los síntomas del fin del mundo, según los Testigos, es que los niños se vuelven desobedientes.
  • Los Testigos de Jehová se han vuelto algo apocalípticos. En su página web este colectivo religioso ha publicado un artículo en que relaciona directamente el coronavirus con el fin del mundo. «¿Cuál es la señal de los últimos días o de los tiempos finales?» se preguntan los Testigos. Y la respuesta para ellos está clara: guerras, hambrunas, terremotos, pestes o epidemias y que los niños se vuelvan desobedientes. Esta reacción no ha pasado desapercibida para la Iglesia católica, especialmente para el experto en sectas Luis Santamaría, quien ha señalado que «las sectas» se están «frotando las manos» con el contenido apocalíptico en el contexto que atraviesa el mundo.

    El miedo y la histeria se ha propagado más rápido que el coronavirus entre muchos miembros de la población. Y aquí todos están intentando sacar tajada de la situación excepcional que están atravesando la mayoría de países. Para el experto en sectas Santamaría, la actitud que han adoptado algunos grupos religiosos, como los Testigos de Jehová, es más que cuestionable, pues están intentando aprovechar la crisis del Covid-19 para conseguir nuevos adeptos.

    Los Testigos de Jehová han aprovechado la coyuntura para advertir a sus fieles que el coronavirus es un síntoma más de «los últimos días». Primero vienen las guerras a gran escala, luego las hambrunas, luego los grandes terremotos, las pestes y «enfermedades terribles», después un aumento del crimen para continuar con que la humanidad dañaría a la Tierra y seguir porque la gente se volvería «desagradecida.

    «En portada de la web de los testigos de Jehová, sin ir más lejos», ha detallado Santamaría. La Iglesia católica es la primera que intenta no alarmar y convencer a los suyos de que esto es una crisis más de la que se acabará saliendo. Sin embargo, los Testigos de Jehová han ido más allá y han pecado de alarmistas. «Las sectas con un importante contenido apocalíptico se están frotando las manos. El Covid-19 se interpreta como una señal clara del fin», ha detallado el experto en sectas Santamaría.

    Los últimos días comenzaron en 1914

    La cosa se pone tensa según se avanza en el artículo. Al parecer, el fin de los tiempos empezó en 1914, tal y como detallan los Testigos de Jehová. Primero se preguntan si «vivimos los últimos días» para después contestarse: «sí». «Los sucesos mundiales y la cronología bíblica muestran que los últimos días comenzaron en 1914. Ese año, el Reino de Dios empezó a gobernar en el cielo. Una de las primeras cosas que hizo fue expulsar de allí al Diablo y sus demonios», detallan.

    «Desde entonces, solo les ha permitido actuar en la Tierra. La mala actitud y la conducta de las personas es una muestra de que Satanás influye en la humanidad. Por eso, los últimos días son tiempos críticos o difíciles, concluyen.

    Las señales, según los Testigos de Jehová, son claras y meridianas. Después de las fases anteriormente descritas (terremotos, pandemias, etc) vienen otras nuevas que son, para ellos, evidencias claras del fin de los tiempos.

    «Empeoraría la actitud de las personas y muchos serían desagradecidos y desleales», luego «las familias se romperían porque habría gente que no tendría cariño natural e hijos que serían desobedientes a los padres», tras esto «la mayoría de las personas dejaría de amar a Dios», por lo que se «verían grandes muestras de hipocresía religiosa», después «aumentaría la comprensión de las profecías bíblicas, incluidas las que tienen que ver con los últimos días», «se predicarían las buenas noticias del Reino por todo el mundo», «la gente sería indiferente e incluso se burlaría de las pruebas que muestran que el fin está muy cerca» y para acabar, «se cumplirían todas las profecías a la vez».

    No es la primera vez que el mundo afronta su fin, según diferentes profecías. Primero el efecto 2000 amenazó con reventar todos los sistemas para luego no pasar nada. La gripe A, el SARS, la crisis del ébola (que culminó con un perro sacrificado) y cómo no, la profecía maya que vaticinaba que en el año 2012 se acabaría el mundo, algo de lo que hasta Hollywood se hizo eco con una película repleta de terremotos, volcanes y maremotos.

    Ante todo esto, siempre surgen grupos que intentan capitalizar la histeria de alguna manera. En este caso, y según el experto en sectas Luis Santamaría, el Covid-19 es y será utilizado por muchos grupos religiosos para propagar el miedo y la inquietud entre los más vulnerables para sumarlos a su causa. «Se frotan las manos», advierte. Lo mejor, quedarse en casa y no caer en la histeria que ha llevado a arrasar los supermercados de papel higiénico.

    LA RESPUESTA DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ

    Este colectivo religioso se ha puesto en contacto con MONCLOA.COM para dejar claro que su intención no es propagar el alarmismo, ya que solo interpretan la palabra de Jesús, según sus propias explicaciones. Los testigos han dejado claro que no están de acuerdo con el enfoque de este artículo, que consideran malintencionado, además de una errónea interpretación de lo que ellos quieren transmitir.

    «Cuualquier confesión religiosa que ‘se esté frotando las manos’ con unos hechos tan tremendos como tristes, por las muertes que ocasiona y la quiebra económica que ya ha producido, carecería de alma y de sentimientos humanos, que son esencia del verdadero cristianismo. Y quienes se hayan convertido en séquito de los contenidos del artículo, tal vez atribuyéndole a su autor lo que no estuvo en su ánimo decir, integran un coro de voces sombrías, que han insultado con su canto a quienes aman la mesura y la tolerancia… Está bien opinar, es un derecho, pero ojo con la nota musical, no sea que nos dejemos arrastrar por una melodía como la del flautista de Hamelín», han detallado.