jueves, 14 noviembre 2024

El luchador olímpico al que abusó sexualmente un médico de universidad

Tres ex luchadores declararon este jueves haber sido abusados sexualmente por un médico que trabajaba en una universidad, siendo uno de estos un luchador olímpico. El médico universitario habría abusado de ellos a través de exámenes médicos innecesarios.

El médico es Robert E. Anderson, y trabajó en la universidad de Michigan (Estados Unidos) entre 1968 y 2003. Según la universidad, Anderson murió en 2008.

Tad Deluca, uno de los luchadores que asistió a Michigan entre los años 1972 y 1976, ha revelado que acudió al doctor por un codo dislocado, y este acabó examinándole el pene, hernia y próstata. Este caso también incluye acusaciones a la propia universidad por ignorar o rechazar quejas sobre esta conducta social inapropiada.

Deluca explicó que fue ignorado en varias ocasiones. La primera, cuando en 1975 decidió contarle por carta a su entrenador de lucha libre lo sucedido con Anderson. El entrenador le ignoró por completo, y la carta le costó al competidor su expulsión del equipo y la revocación de su beca.

ESPERAN DESCUBRIR MÁS VÍCTIMAS

Décadas después, en 2018, el luchador decidió escribir otra carta a la Universidad de Michigan, animado por los testimonios de varios gimnastas que también se pronunciaron en contra del médico. Sin embargo, este mensaje también fue ignorado.

«Al ser Tad lo suficientemente valiente como para presentarse y escribir esta carta en 2018, se escucharán cientos de historias de víctimas», explicó su abogado. «Tad es la voz que se negó a ser silenciada» añadió.

Andy Hrovat, un luchador que formó parte del Equipo de EEUU y participó en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 se unió a Deluca en la conferencia de prensa. Thomas Evashevski, un abogado que habría sido afectado por los abusos del médico entre 1972-75 también se pronunció.

La universidad asegura que se abrió una investigación en julio de 2018. «Como parte de nuestro compromiso de comprender lo que sucedió e informar cualquier cambio que necesitemos hacer, ahora estamos dando el siguiente paso para comunicarnos y determinar quién más podría verse afectado o tener información adicional para compartir. Cada persona en nuestra comunidad debería espere sentirse seguro y apoyado» expresa la universidad, que anima a cualquier otro posible afectado a declarar.