Las relaciones diplomáticas entre España y Marruecos no pasan por su mejor momento. Primero, el país africano ha intentado apropiarse de las aguas que bañan las islas Canarias; algo a lo que el Gobierno ha respondido sin hacer nada. Y ahora, la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, se ha apresurado a dar explicaciones a su homólogo marroquí, Nasser Burita, después de que un colaborador del vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, decidiera reunirse con una ministra de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática. Dos acontecimientos que han marcado el inicio de la legislatura y que se han saldado con una fricción tras otra con el gobierno de Marruecos.
Los partidos de la oposición piden explicaciones. Pero los mensajes de la tribuna solo reciben el eco del hemiciclo. Ana Oramas, de Coalición Canaria, pidió el pasado martes al Gobierno que tomara medidas contra lo que considera una agresión a la soberanía nacional. Pero la respuesta del Ejecutivo en boca de González Laya no fue otra que decir que Marruecos tiene todo el derecho del mundo a delimitar sus aguas. Esto no irá a más, puesto que para que se materialice el cambio el país africano necesita contar con la aprobación de la ONU (algo que previsiblemente no llegará), pero constata la desastrosa gestión del Gobierno en las relaciones diplomáticas con Marruecos.
España no hace nada porque Sánchez entiende que los marroquíes están en su derecho de delimitar sus aguas, aunque estas incluyan espacios donde pescan a diario barcos españoles. Pero Marruecos sí que se ha mostrado hostil hacia el presidente del Gobierno después de que un colaborador de Unidas Podemos se reuniera con una «ministra» saharaui.
El secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, un estrecho colaborador de Iglesias, ha decidido tener un encuentro con alguien que ha despertado la hostilidad de Marruecos. Álvarez se reunió en la sede de su departamento con Suilma Biruk, ministra de Asuntos Sociales y Promoción de la Mujer del gobierno saharaui. No es ningún secreto que la formación morada apoya las reivindicaciones del pueblo saharaui, razón por la que, desde el Gobierno, intentan normalizar y dar credibilidad a discursos que parecían abandonados por el Ejecutivo español.
«Nacho Álvarez se ha reunido con Suilma Hay Enhamed Salem, la ministra saharaui de Asuntos Sociales y Promoción de la Mujer. Le hemos expresado el compromiso para seguir cooperando en la ayuda a las personas con discapacidad y nuestra solidaridad con el pueblo saharaui«, comentaron desde la Secretaría de Estado de Derechos Sociales en la red social Twitter.
Sin embargo, esta reunión no ha gustado nada al Gobierno marroquí. Y pese a que las relaciones con España no pasan por su mejor momento debido a la tensión que ha suscitado el hecho de que el país africano se haya pretendido apropiar de aguas canarias, el Ejecutivo marroquí decidió coger el teléfono y exigir explicaciones a Laya. Y esta, cómo no, se las dio.
«Llamada de mi homólogo marroquí sobre entrevista del secretario de Estado de Asuntos Sociales con representante de Frente Polisario. He aclarado que artículos publicados no reflejan la posición del Gobierno», ha afirmado en Twitter González Laya. Un mensaje que pretende quitar hierro al asunto y normalizar una situación que no parecer estar aislada, ya que Podemos parece estar llevando su propia línea de política exterior. Pero la realidad es que los medios marroquíes se han jactado de la «ira» de su gobierno al descubrir el encuentro entre el colaborador de Iglesias y la saharaui.
Algunos de los medios más conservadores de Marruecos han considerado el paso de Álvarez como una «provocación». Muy lejos de las consideraciones del Gobierno sobre lo ocurrido con respecto a la soberanía de las aguas canarias. Algo que, por cierto, también ha realizado Argelia con las islas Baleares.
CABRERA, PROPIEDAD DE ARGELIA
Dos años han pasado. Y durante todo ese tiempo el Gobierno ha sido perfectamente consciente de que Argelia se había apropiado de las aguas de la isla de Cabrera, en las Islas Baleares. El país africano decidió ampliar sus aguas 300 kilómetros. Y ante la inacción del Gobierno, ahora el Ejecutivo estaría obligado a negociar vía diplomática con Argelia para recuperar la parte correspondiente del Parque Nacional de Cabrera.
El error fue simple. Después de que el entonces presidente de Argelia, Abdelaziz Bouteflika, aprobara el decreto que se apropiaba de esas aguas, nadie revisó vía técnicos lo que estaba pasando. El Gobierno lo sabía, pero no avisó a Baleares, cuyo gobierno autonómico, tras conocer hace poco que Argelia había ampliado su territorio, investigó lo ocurrido. Y fue la Conselleria de Medio Ambiente la que se percató a través de un estudio de lo que había pasado: el país africano se había apropiado de esas aguas.
Y Laya también ha dado explicaciones sobre este asunto. Para la ministra de Exteriores, es un asunto que deben negociar ambos países y que hasta el momento no hay más que «pretensiones». La decisión de Bouteflika también afecta a Italia, país que ha perderá algunas aguas si el decreto de Argelia sigue adelante.