Cuando parecía que el escándalo del encuentro a medianoche del ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, no podía crecer más, la realidad vuelve, como tantas veces, a superar lo imaginable.
Un portavoz del departamento que dirige el Secretario de Estado de Organización del PSOE, confirmó este viernes a Europa Press que el ministro se vio con la política venezolana, que tiene prohibida la entrada en España, en la sala VIP del aeropuerto madrileño Adolfo Suárez Madrid Barajas. Un dato que desenmascara una nueva mentira en torno al caso, que Vox y el PP han denunciado ante la Fiscalía General del Estado, bajo las órdenes de Dolores Delgado.
El detalle de que ahora vaya a ser la exministra de Justicia socialista la que esté al frente de la Fiscalía General del Estado tras la polémica propuesta del Gobierno de Pedro Sánchez no ha pasado desapercibido para el presidente del Partido Popular, Pablo Casado.
El líder de los populares dejaba caer a los medios al dar a conocer la noticia de que su formación iba a querellarse contra Ábalos ante el Ministerio Público, la posible injerencia que podría acometer Delgado en su flamante nuevo puesto en el caso bautizado como “Delcygate”.
«Si la Fiscalía así lo requiere, y la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, no actúa como juez y parte de su partido, esperamos que Ábalos acuda a sede judicial a explicar qué pasó», señaló Casado.
PREVARICACIÓN Y DESOBEDIENCIA
Los de Casado presentaron la querella ante el Ministerio Público el pasado jueves, poco después de que Vox tomara la iniciativa de poner en manos de la Justicia lo que desde el Gobierno han tratado de tapar de todas las maneras posibles.
Las versiones de Ábalos desde que el pasado viernes Vozpópuli destapara su encuentro con la número dos del Gobierno de Nicolás Maduro no caben ya en los dedos de una mano y han desencadenado el mayor escándalo del Ejecutivo de coalición de corta trayectoria.
Unos hechos que, según las denuncias de PP y Vox, podrían ser constitutivos de delitos de prevaricación y desobediencia y que podrían llevar a Ábalos a una condena de hasta dos años de inhabilitación.
Una consecuencia que, aunque plausible, se antoja del todo lejana si, tal y como apuntó Casado, se tiene en cuenta la presencia de Delgado, hasta hace menos de un mes compañera de gabinete de Ábalos, en todo el proceso.
Sea como fuere, y aunque las querellas no desemboquen en ese puerto, su interposición ya ha servido para destapar la última mentira: Ábalos no “saludó” a Rodríguez durante 25 minutos únicamente dentro del avión, sino que compartió espacio con ella en suelo español, y más concretamente en un suelo reservado para “Very Important People” (VIP) (gente muy importante) del aeropuerto más transitado del país.
En sendas denuncias, las dos formaciones solicitan los vídeos tanto de la pista de aterrizaje del aeródromo como de la mencionada sala VIP, una circunstancia que dejaba acorralado a Ábalos que ayer tuvo que reconocer que también estuvo con Rodríguez dentro de la terminal 1 de Barajas.
Según el Gobierno de Sánchez, la presencia de Ábalos en la sala VIP se limitó a recordarle a Rodríguez (sobre la que pesa la prohibición expresa de pisar suelo español por las sanciones impuestas por la Unión Europea (UE) al régimen de Maduro) que no debía entrar en España. Una explicación que resulta del todo irónica teniendo en cuenta que la vicepresidenta de Venezuela ya se encontraba en España.
LAS VERSIONES DE ÁBALOS
El ministro de Transportes comenzó negando la mayor. Únicamente se reunió con el ministro de Turismo venezolano, ni mención a encuentro alguno con la vicepresidenta. La evidencia y los medios de comunicación no le dejaron mantener por mucho tiempo esa mentira y, en la siguiente versión, Ábalos reconocía un “saludo” fortuito a instancia de su amigo ministro.
Desde el plató del programa de La Sexta, El Objetivo, el ministro arrojaba nuevas versiones, primero que el “encuentro” se alargó dentro del avión de la venezolana durante 25 minutos, un tiempo en el que, aseguró, no le dio tiempo “a tratar ningún tema” y, de ningún modo, fue “una reunión”.
Además, después de haber negado que Rodríguez abandonara el avión durante su paso por España, afirmó que sí cambió de avión pero sin pisar suelo español, algo materialmente imposible a no ser que la vicepresidenta de Venezuela tenga poderes de levitación o se cambiara de avión “a caballito” de algún compañero.
Efectivamente, y tal y como reconoció ayer Ábalos hostigado por la presión de las denuncias de PP y Vox, Rodríguez sí pisó suelo español y, además, lo hizo en compañía del ministro. Una versión más que, visto lo visto, puede no ser aún la definitiva.