El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sido cauto. Ha tomado todas las medidas necesarias para que la intención del presidente de Venezuela, Juan Guaidó, de visitar España este fin de semana para reunirse con el Rey y con Sánchez, entre otros, pase desapercibida. Sin embargo, Unidas Podemos no es impermeable y la formación liderada por Pablo Iglesias no ve con buenos ojos que su presidente pretenda recibir a su autoproclamado homólogo venezolano con todos los honores. Por eso ha confirmado que no lo hará de forma oficial, algo que ha ahondado en la crisis velada que palpita en el Gobierno de coalición.
No es la primera vez que Sánchez esconde sus intenciones a Pablo Iglesias. Ya le había ocultado que iba a diluir su vicepresidencia en cuatro, además de algunos nombramientos que desde el PSOE consideraban que no eran de su competencia. Ahora, Sánchez no quiere agravar las relaciones con su socio de Gobierno, pero lo cierto es que desde Unidas Podemos son conscientes de que el presidente del Gobierno socialista quiere recibir a Guaidó en calidad de jefe de Estado, algo que no gusta a los de Iglesias.
La filtración a la prensa de que Guaidó tenía intención de visitar España no ha sido baladí. Esta información se había respirado en las sedes de los partidos desde hace días, y era cuestión de tiempo que alguien lo filtrara. Ante esta amenaza, los de Sánchez decidieron tomar cartas en el asunto y pasar la información que ellos consideraban menos lesiva para controlar la explosión en la sede de Unidas Podemos.
Esa información avisaba de la llegada de Guaidó en un periodo de tiempo poco determinado, deslizaba que quien recibiría de forma oficial al presidente venezolano sería, en principio, la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, y no Pedro Sánchez. Pero desde Unidas Podemos no se creen que el presidente que sí reconoció la legitimidad de Guaidó no le vaya a recibir. Ya sea aquí, en España, o en el Foro de Davos, donde el presidente venezolano pretende ir antes de pisar suelo español.
Desde Unidas Podemos, bajo la consigna que acordaron al poco de llegar al Gobierno, guardan silencio. Todo el que pueden. Pero el enfado en las filas de la formación morada es notable, no solo porque Sánchez pretenda reunirse en secreto con el autoproclamado presidente venezolano, sino porque el ocultismo de Sánchez se ha convertido en norma en las relaciones entre Unidas Podemos y los socialistas.
Desde Podemos se mostraron muy críticos con el Ejecutivo cuando decidió reconocer a Guaidó como presidente legítimo de Venezuela. «El Gobierno se equivoca», aseguraron desde la formación morada a la vista de España había decidido alinearse con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. «El presidente del Gobierno se equivoca. Su posición debería ser la de la ONU y países como México y Uruguay. Es la posición responsable, la que deberían seguir la UE y España», aseguró el miembro de Unidas Podemos, Pablo Echenique.
Pablo Iglesias no fue menos contundente en sus declaraciones contra Guaidó. El líder de Unidas Podemos calificó el gesto de Guaidó como «un golpe de Estado en un país hermano» y aseguró que el presidente de la Asamblea Nacional era un «falso presidente».
Ahora, al igual que ha pasado con las críticas a la flamante fiscal general del Estado que tuvo relación con el excomisario José Manuel Villarejo, Dolores Delgado y otros asuntos que antes fueron motivo de discusión entre Unidas Podemos y el PSOE, las diferencias se han quedado en el ámbito privado. Pero el enfado de Unidas Podemos es evidente ante lo que ya es una inminente reunión entre Sánchez y Guaidó.
En las pocas semanas que lleva el Gobierno en funcionamiento, ya ha habido varios desencuentros entre Unidas Podemos y el PSOE. Sánchez quiere controlar el Ejecutivo y sabe que la formación morada quiere funcionar con cierta autonomía. Sin embargo, el presidente no quiere escenificar ante los medios la discordia que hay entre los dos partidos que gobiernan. No es de extrañar que la filtración a la prensa sobre el viaje de Guaidó haya sido muy controlada. Tanto, que todavía no se sabe, al menos de manera oficial, cuándo vendrá el presidente venezolano y si se reunirá o no con Sánchez.
Lo más probable, vista la posición de Unidas Podemos, es que el Gobierno, a pesar de que ha reafirmado su apoyo a Guaidó en boca de la ministra de Exteriores, opte por una reunión más discreta con el presidente venezolana. Al menos, sin focos ni cámaras. Algo que no erosione más la relación entre los dos partidos progresistas que gobiernan en coalición y que permita a Sánchez estrechar la mano del mandatario venezolano sin que Iglesias recele y sin que la prensa recupere las declaraciones de Unidas Podemos en referencia al reconocimiento de Guaidó.