Arancha González Laya es la nueva ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación en el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez. De esta forma, la tolosarra de 50 años sustituye a Josep Borrel y Margarita Robles, esta última encargada durante unas semanas de esta cartera.
A pesar de ser poco conocida en España, la nueva ministra tiene una dilatada trayectoria a nivel internacional. Con su fichaje, Pedro Sánchez pretende orientar las acciones exteriores del Gobierno hacia una diplomacia de carácter económico.
Arancha González Laya nació en San Sebastián en el año 1969, aunque se crió en Tolosa (Guipuzcoa). Licenciada en Derecho por la Universidad de Navarra, posee un postgrado en Derecho Europeo por la Universidad Carlos III de Madrid. Además, es experta en relaciones internacionales y comercio, disfrutando de una dilatada experiencia profesional tanto en el ámbito público como en el sector privado.
INCORPORACIÓN A LA COMISIÓN EUROPEA
Su carrera profesional dio comienzo en el sector privado, como asociada en el despacho de abogados alemán Bruckhaus Westrick Stegemann. En este se encargaba de asesorar a empresas en derecho de competencia, comercio y ayudas de Estado.
No obstante, poco después dio el salto al ámbito público, incorporándose a la Comisión Europea, donde desempeñó varios puestos. Entre sus asuntos más importantes se encontraron los acuerdos comerciales con Mercosur, Irán, el Consejo de Cooperación del Golfo, los Balcanes y países mediterráneos, así como el apoyo a países en desarrollo para acceder al mercado europeo. También destacó como portavoz del comisario de comercio Pascal Lamy.
Rápidamente, el galo decidió ascenderla a jefa de su gabinete e hizo que fuese con él a Ginebra cuando comenzó a dirigir la Organización Mundial del Comercio (OMC).
González Laya se encargó de asistirle en diferentes negociaciones comerciales de gran envergadura y también fue su representante en el G-20. Fue la primera mujer y persona más joven en llegar a este puesto.
En el año 2013, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Mun, decidió nombrarla directora ejecutiva del Centro de Comercio Internacional (ITC). Esta agencia se encarga de defender el comercio como una herramienta de desarrollo.
Este trabajo le ha llevado a recorrer numerosas partes del mundo, desde diferentes partes de África, en aldeas muy modestas, hasta los despachos de empresarios y presidentes de gran importancia.
ARANCHA GONZÁLEZ LAYA Y SU DEFENSA DE LA IGUALDAD DE GÉNERO
Esta funcionaria europea, que se caracteriza por tener las ideas claras y mantener siempre un trato directo, tiene grandes conocimientos en comercio, pero también destaca por su defensa de la igualdad de género.
Arancha González Laya preside el Consejo Global de Campeones por la Igualdad de Género (International Gender Champions). Además, se ha encargado de impulsar el empoderamiento a nivel económico de la mujer como uno de los principales ejes en las acciones del ITC.
En el año 2015, la nueva miembro del Gobierno de Pedro Sánchez, lanzó una iniciativa llamada SheTrades Initiative, nacida con el objetivo de conectar a 3 millones de empresarias con diferentes mercados de cara al año 2021. Asimismo, en el pasado año 2019 fue co-editora del libro «Women Shaping Global Economic Governance». En la obra se recogen los ensayos de casi una treintena de mujeres líderes en el ámbito económico.
ENAMORADA DE EUROPA
Arancha González Laya es una mujer soltera y sin hijos, pero enamorada de Europa, tal y como ella misma ha confesado. Además, ama su pueblo y su gastronomía.
La nueva ministra de Exteriores se definió a ella misma como un «bicho raro» en una entrevista hace varios años. En la misma indicó que era la única que en Tolosa hablaba castellano en casa, en lugar del euskera.
Además, en más de una ocasión ha confesado que siempre sintió atracción por los asuntos europeos, sobre todo tras la entrada de España en la Unión Europea, que se produjo cuando ella tenía 17 años.
La donostiarra es políglota y habla seis idiomas (castellano, euskera, inglés, francés, alemán e italiano). Es independiente tanto de PSOE como de Podemos, por lo que su nombramiento como ministra ha sido inesperado. No obstante, su gran experiencia profesional a nivel internacional ha provocado que muchos hayan visto con buenos ojos su llegada al Gobierno.
Tiene un perfil dotado de una gran competencia técnica y un mínimo recorrido político, lo que es una gran diferencia con respecto a su antecesor, Josep Borrel. Este último sí contaba con una larga trayectoria en las filas de la formación socialista. De hecho, se espera que González Laya mantenga un perfil bajo y esté más alejada de las polémicas que este último.
En su nuevo cargo tendrá que hacer frente a una agenda en la que tratará asuntos políticos diversos, desde las ramificaciones exteriores de la crisis con Cataluña hasta el conflicto entre Irán y Estados Unidos, las relaciones con China o los cambios políticos en América Latina, entre otros.
COMERCIO INTERNACIONAL
Arancha González Laya ha manifestado que en lo que respecta al comercio internacional hay tres principales problemas: coherencia, legitimidad y eficiencia.
El primero de ellos porque los gobiernos no liberalizan el comercio con las medidas apropiadas. El segundo porque los ciudadanos deben entender las acciones de los gobiernos para poder abrir el comercio internacional y para regularlo, de manera que les beneficie. Y por último, la eficiencia de que se pueda regular la economía futura.
Sobre Donald Trump, la nueva ministra aseguró que, para ella, la situación actual de Estados Unidos no es mejor que en el pasado. De hecho, cree que lo único que ha logrado la legislatura de Trump es acentuar la desigualdad social en que el 1% de la población cada vez tiene mayor poder económico a costa de perjudicar al 99% restante.
Por otro lado, la vasca también ha hecho referencia al Brexit. Opina que aún se encuentra en una fase temprana y que habrá que ver qué negociación se establece entre el Reino Unido y la UE para su futura relación política y económica.
González Laya siempre ha mostrado a la hora de desempeñar su trabajo, una clara sensibilidad medioambiental y feminista, tratando de impulsar el progreso de la mujer en las economías en desarrollo.