Vox ha superado los tres millones de votos y Santiago Abascal ha llevado a su partido, suma de la derecha aznarista/aguirrista con el trumpismo mediático y la simbología nacionalista española, hasta la tercera posición.
Esta fuerza ha alcanzado los 52 diputados a manos de la reacción identitaria contra el nacionalismo catalán tras digerir a los votantes de Ciudadanos, que había abandonado un liberalismo moderno europeo para subirse a la ola patriótica estatal.
No es la primera vez que una fuerza homóloga a Vox ha apostado por influir en la política nacional. Antes que Santiago Abascal lo intentaron Blas Piñar, Rafael López-Diéguez, José Luis Roberto, Ricardo Sáenz de Ynestrillas o Alejandro Vidal-Quadras.
BLAS PIÑAR, EL ANTECEDENTE DE ÉXITO
El tardofranquismo mutó en demócrata y su suma de familias se unieron en la UCD a partir de 1977. Solo unos pocos apostaron por resistir a los nuevos tiempos y se unieron en Alianza Nacional 18 de julio, que fracasó en las elecciones constituyentes.
En 1979 Blas Piñar unió a Fuerza Nueva, Falange Española de las JONS, los Círculos Doctrinales José Antonio, la Comunión Tradicionalista, la Asociación de Jóvenes Tradicionalistas y la Confederación Nacional de Excombatientes dentro de Unión Nacional, que obtuvo un diputado en el Congreso, Piñar, tras superar los 380.000 apoyos.
La coalición se acabó rompiendo y la mayoría de los sectores reaccionarios se sumaron a la Alianza Popular de Manuel Fraga. En 1982 Blas Piñar lo volvió a intentar, esta vez con Fuerza Nueva en solitario, y perdió su escaño tras conformarse con 100.000 votos.
Los aires franceses insuflaron optimismo entre las filas nacionalcatólicas y en 1986 Piñar se trajo a España la marca del Frente Nacional que Jean-Marie Le Pen había llevado al éxito en tierras galas. Pero este proyecto acabó en fracaso electoral y ruina económica. Otras intentonas similares, las Juntas Españolas impulsadas por El Alcázar, acabaron también con tortazo.
ANTECEDENTES AL TRUMPISMO EN ESPAÑA
El éxito de José María Ruiz-Mateos en las europeas de 1987 y los triunfos de Jesús Gil en Marbella pueden considerarse como antecesores al trumpismo cañí que hoy defiende Vox, que tuvo otros antecesores menos refinados.
Algunos de ellos fueron España 2000, todavía en activo, radicado en Valencia y enfangado entre acusaciones de estar liderado por personas con un pasado violento; Alternativa Española, liderado por el yerno de Blas Piñar (Rafael López-Diéguez); y la nacionalsindicalista Alianza por la Unidad Nacional de Ricardo Sáenz de Ynestrillas.
Cierto es que la primera vez que un partido tan identificado con la bandera española logra un éxito es Vox, que nació en 2014 de la mano de Alejandro Vidal-Quadras. El político catalán, financiado desde Irán y apoyado por antiguos aliados mediáticos del PP, no logró los números esperados en las europeas de aquel año.
EL FUTURO DE VOX
Abascal asegura que nunca dirá «que el Estado de las autonomías es útil para asistir a un Gobierno de la nación, sea del signo que sea. El Estado de las autonomías es malo para los españoles y nuestra posición es de oposición a ese modelo territorial y de transformación del mismo».
«Lo que sabemos es que hace falta una reforma constitucional agravada con grandes mayorías que no existen. Mientras tanto, planteamos que se haga lo posible que es la recuperación de algunas competencias, las de Educación, Sanidad, la de Justicia y las de Interior», añade.
El líder de Vox dice que hasta ahora su labor «estaba limitada con 24 diputados, con 52 sigue siendo limitada, pero es una labor mucho más amplia. Somos mucho más capaces de resistir y de impugnar las políticas liberticidas y totalitarias. Tenemos capacidad de recurrir ante el Tribunal Constitucional las leyes que se aprueben».
Y explica que ahora, tras dispararse el 10-N, tienen la «capacidad, por tener más de 50 diputados, de recurrir los Estatutos de autonomía que aprueben los parlamentos regionales y yo creo que esa es una gran capacidad».
PRIMEROS PROBLEMAS INTERNOS EN VOX
La Ejecutiva regional de Vox en la Región de Murcia dimitió «debido al gran crecimiento». ¿Morirán de éxito? El partido asegura que «después del éxito de las elecciones en Murcia, atribuible a cada uno de los simpatizantes, militantes y cuadros directivos, Vox en la región necesita cambiar su organización y personas nuevas deben incorporarse».
«Sabemos que a veces no hemos podido solucionar los problemas que nos habéis trasmitido, pero siempre lo hemos intentado (…) Los integrantes del Comité Ejecutivo Provincial somos como hermanos y como tales a veces nos hemos disgustado, pero siempre lo hemos hecho pensando en que el acuerdo nos llevaría al éxito, como hemos demostrado. Murcia es la isla verde en el mapa de España. Sin miedo a nada ni a nadie».