Margarita Salas falleció el pasado 7 de noviembre a los 80 años. A pesar de su avanzada edad, la científica no concebía la vida sin investigación, por lo que seguía trabajando en su laboratorio en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, en Madrid.
Pero, ¿Quién fue esta investigadora y por qué la conocemos hoy en día? ¿Cuáles fueron los grandes logros de su carrera? Vamos a conocerlos.
MARGARITA SALAS, LICENCIADA EN BIOQUÍMICA
Salas Figueroa se licenció en químicas por la Universidad Complutense de Madrid y se doctoró en Ciencias. Junto a su marido, Eladio Viñuela, inició el desarrollo de la biología molecular en España. El estudio que realizaron sobre el virus bacteriano Phi29, permitió conocer cómo funciona el ADN, cómo sus instrucciones se transforman en proteínas y cómo estas proteínas se relacionan entre ellas para formar un virus funcional.
Estos descubrimientos tienen una aplicación crucial en la biotecnología hoy en día y se usa en la medicina forense, en oncología, arqueología y otras áreas en las que es necesario. Además, la tecnología descubierta ha sido la patente más rentable del CSIC.
UNA VIDA DEDICADA A LA INVESTIGACIÓN
Tras doctorarse en 1963, Salas trabajó durante tres años con el Premio Nobel de bioquímica, Severo Ochoa, en la Universidad de Nueva York. En 1967, la científica regresó a España y fundó el primer grupo de investigación en genética molecular del país en el Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC, en Madrid, donde trabajó hasta el año 1977.
A lo largo de su carrera, Salas recibió numerosos premios internacionales y nacionales, entre los que se encuentran la Medalla Mendel, el Premio Rey Jaime I, el Premio Nacional Ramón y Cajal, el Premio L’Oreal UNESCO y la Medalla Echegaray. Salas fue además miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y miembro de la Real Academia Española, donde ocupó el sillón i, entre otros.
Durante 23 años, además, fue profesora de Genética Molecular en la facultad de Químicas de la Universidad Complutense de Madrid, lo que le permitió seleccionar a excelentes estudiantes de doctorado que hicieron su tesis en el laboratorio. En sus cincuenta años de carrera en España, ha formado a más de cincuenta doctorandos.
EL DIA QUE CONOCIÓ A SEVERO OCHOA
Conoció a Severo Ochoa comiendo paella. Su padre, primo político y compañero de la Residencia de Estudiantes del científico, le había invitado a comer. Durante el almuerzo, Severo Ochoa les propuso acompañarle a una conferencia que daba al día siguiente en Oviedo y aceptaron encantados.
La charla, que hablaba sobre su investigación, la dejó fascinada y despertó entonces su atracción por la bioquímica. Todavía no la había dado en la carrera, puesto que se impartía en cuarto curso, pero al transmitirle a Severo Ochoa su interés, este le dijo que le enviaría un libro de bioquímica cuando llegase a Nueva York y así lo hizo.
Fue entonces cuando la científica se interesó realmente por la rama de la bioquímica en la Universidad, por lo que pidió plaza, como le recomendó Severo Ochoa, para hacer su tesis bajo la dirección de Alberto Sols.
EL MACHISMO DURANTE SU TESIS DOCTORAL
Para conseguir que Alberto Sols la admitiese como doctoranda, Ochoa le escribió una carta de recomendación. Por aquel entonces, Sols esperaba muy poco del trabajo científico de una mujer, pero no pudo negarse a la petición del premio Nobel.
Años más tarde, en la entrega del premio Severo Ochoa de investigación de la Fundación Ferrer a Salas, Sols reconocería que cuando esta fue a su laboratorio a pedir plaza para llevar a cabo su tesis, pensó: «Bah, una chica. Le daré un tema de trabajo sin demasiado interés, pues si no lo saca adelante no importa».
Esta anécdota que confesó Alberto Sols nos da una idea del pensamiento machista que tuvo que sufrir Margarita durante toda su tesis doctoral.
En cambio, en el laboratorio de Ochoa, Salas nunca se sintió diferente por el simple hecho de ser mujer.
CÓMO CONOCIÓ A ELADIO VIÑUELA
El cuarto curso de la científica, después de conocer a Severo Ochoa, no solo estaría marcado por el inicio del estudio de la bioquímica y la consolidación de su preferencia por la misma. También conoció al que sería el amor de su vida, su amigo y el mayor de sus maestros: Eladio Viñuela.
Eladio era un hombre inteligente, guapo e interesante, según la madre de Salas, que le veía parecido con Marlon Brando. Años antes se había trasladado a Madrid para estudiar Agrónomos, pero, más tarde, decepcionado con esta carrera, se cambió a Biología, que tampoco le resultó interesante.
Por aquel entonces esta licenciatura era muy descriptiva y lo que le gustaba al científico era la genética. Por esta razón decidió pasarse a Químicas y allí compartió clases con Margarita Salas. Ambos se gustaron enseguida y al acabar la carrera, se hicieron pareja.
DISCRIMINADA DE NUEVO EN ESPAÑA
En España, Margarita Salas volvió a sentirse discriminada, algo que no le pasaba en Estados Unidos. Si bien dentro de su equipo nunca tuvo ningún problema con sus doctorandos, de cara al exterior solo era la mujer de Eladio Viñuela. Algo que a Eladio le parecía terriblemente injusto.
Debido a esto, y con el fin de que el trabajo de Margarita Salas fuese valorado como merecía, en 1970 decidió iniciar el estudio del virus de la peste porcina africana y la investigación del Phi29 quedó, exclusivamente, bajo la dirección de Salas. De esa forma pudo demostrar que era capaz de sacar adelante la investigación por sí misma y se convirtió en una científica con nombre propio en aquellos años y no solo en la mujer de Eladio Viñuela.
PUESTOS DE RESPONSABILIDAD
Durante mucho tiempo, la científica se mostró reacia a ocupar puestos científicos administrativos. No deseaba perder su tiempo en actividades que la apartasen de su investigación. No obstante, llegó el momento en el que tuvo que ceder y, en 1988, aceptó dos cargos de cuatro años de duración. Por un lado la presidencia de la Sociedad Española de Bioquímica y, por el otro, la dirección del Instituto de Biología Molecular del CSIC en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, casi de forma simultánea.
Pasados esos cuatro años, tuvo que seguir aceptando esos puestos y, en 1992, se la nombró directora del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa. En 1997, presidenta de la Fundación Severo Ochoa. También pasó a formar parte de la Junta de Gobierno del CSIC y, más tarde del Consejo Rector del mismo.
Desde 1989 hasta 1996, fue miembro del Comité Científico Asesor del Max-Planck Institut für Molekulare Genetik de Berlín y, en 2001, del Instituto Pasteur. Fue académica de la RAE desde el 4 de junio de 2003 y perteneció a la comisión de vocabulario científico junto a un médico, un físico, un arquitecto, un traductor y tres filólogos.
En 2007 se convirtió en la primera mujer española en ingresar en la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y pertenecía a la European Molecular Biology Organization, a la Academia Europaea, a la American Academy of Microbiology y a la American Academy of Arts and Sciences.
El 18 de julio de 2016, la científica inauguró la XVII Escuela de Biología Molecular Eladio Viñuela, que ella misma dirigió en los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
REFERENTE PARA LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN ESPAÑA
Margarita Salas se convirtió en todo un referente de la investigación científica en España. A lo largo de su vida, ha recibido numerosos premios y galardones. Incluso desde 2015, tiene su propio museo en Luarca. Además, es la única mujer que tiene su figura en la galería de ciencias del Museo de Cera en Madrid.
La científica luchaba por divulgar la ciencia a la sociedad. Pensaba que en el sector científico todavía no se está haciendo la suficiente divulgación y que se necesitaba que los científicos apareciesen más en la televisión, en prime time, como pasa en otros sectores.