Pablo Iglesias lleva años echando de menos un grupo afín cultural similar al que disfrutó José Luis Rodríguez Zapatero en 2008. Unidas Podemos ha sufrido la creciente aversión del mundo artístico a significarse, hecho que se está acentuando sobre todo en el campo cinematográfifco.
A Podemos le faltan intelectuales que apuntalen su prestigio en el campo académico y algunos de los últimos ensayos de moda no le son propicios a pesar de estar escritos por dos escritores a los que se les sitúa en el ámbito del progresismo.
EL CINE CONTRA EL CLICHÉ DE IGLESIAS
Pablo Iglesias estrenó hace unos meses en Hispan TV el programa ‘Spoilers’, espacio en el que atizaba con saña al cine de Hollywood por neoliberal, racista, machista y reaccionario y elogiaba al cine de autor europeo.
Una mirada contraria, con un punto de provocación, añade Pedro Vallín, cuyas crónicas políticas publicadas en La Vanguardia suelen ser aplaudidas por el secretario general de Podemos. Este periodista asturiano ha lanzado ‘¡Me cago en Godard! Por qué deberías ver el cine americano (y desconfiar del cine de autor) si eres culto y progre’.
La editorial de esta obra, Arpa, asegura que «críticos culturales de plumas avinagradas han sentenciado durante décadas que el cine de Hollywood oculta un maligno instrumento de adoctrinamiento colectivo. Una perversión subliminal que aliena a las masas y les inocula la ideología dominante. Semejante visión del cine comercial supone que la gente es imbécil. Que se la traga siempre. Entre cuencos de palomitas. Y encima, riéndose».
VALLÍN CONTRA ALMODOVAR
La editorial de Vallín asegura que «ni los superhéroes yanquis defienden la propiedad privada ni el cine de autor europeo transmite valores progresistas. Y que puestos a generalizar ocurre lo contrario: que el cine made in Hollywood es emancipador y que las producciones europeas acusan un sesgo burgués, ensimismado y autoindulgente».
Y admiten que «‘¡Me cago en Godard!’ es un libro irreverente y con clara vocación de incordio. Su autor no se caga solo en Jean-Luc, sino que también lo hace en la elitismo condescendiente del establishment cinematográfico europeo, en los dogmas que identifican las películas estadounidenses con la derecha y en el mal llamado placer culpable».
Pedro Vallín fue entrevistado hace unos días en el programa ‘Buenismo bien’, que se emite en SER+, y afirmó que pretende rebajar el cliché que persigue al cine estadounidense y denunciar algunas películas ombliguistas como ‘Dolor y gloria’, de Pedro Almodovar.
SÁNCHEZ CUENCA TAMBIÉN SE ATREVE
Ignacio Sánchez Cuenca se ha entregado a la tarea poco grata de criticar a la izquierda desde la izquierda con el ensayo ‘La izquierda: fin de (un) ciclo’, ya en librerías por arte y gracia de la editorial Catarata.
El autor ya chapoteó en el pesimismo progresista hace cinco años con ‘La impotencia democrática’, obra que ya ahondaba en los límites de «el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre, con excepción de todos los demás», tal y como calificaba Churchill a la democracia.
Es evidente que la izquierda española cierra un ciclo de ocho años que van de la primavera de 2011, rebelión ciudadana del 15-M, a la primavera de 2019, fragmentación, achicamiento y pérdida de posibilidad de tocar poder a nivel estatal de Unidas Podemos.
Sánchez Cuenta sostiene que la izquierda debe dejar de fustigarse: el problema no es solo la oferta sino la demanda. También podrían pensarlo en Cataluña, donde el movimiento transversal y pacífico del independentismo está cerrando etapa entre la cárcel y el exilio.
EL LIBRO QUE MÁS ENFADÓ A PODEMOS
Juan Carlos Monedero o Alberto Garzón mostraron el pasado año su enfado contra ‘La trampa de la diversidad’, obra de Daniel Bernabé en la que el autor reflexiona sobre la impostura de ciertos partidos que apuestan por la guerra de guerrillas, feminismo o ecologismo, en vez de apostar por la lucha de clases.
Tampoco está en la biblioteca de Podemos las obras del italiano Diego Fusaro, que ha publicado ‘Antonio Gramsci, la pasión de estar en el mundo’, ‘Todavía Marx’ o ‘El contragolpe’. Este escritor sostiene que la izquierda combate contra un fascismo que murió, que se tragan las injusticias del mercado, y que deben defender el Estado, que tanto miedo proyecta al neoliberalismo.
La izquierda mediática más cercana a Podemos tampoco pasa por sus mejores momentos por el tema catalán. Antonio Maestre o Pascual Serrano han recibido fuertes críticas por sus palos al independentismo catalán.