El ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, se dio un baño de masas durante la entrega de Medallas de la Dignidad de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) que tuvo lugar este miércoles en Madrid, lo que da por finiquitada la polémica iniciada el pasado domingo a raíz de unas declaraciones en el diario La Razón.
En ellas, el máximo responsable de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado afirmaba que, según todos los operativos desplegados en Cataluña por la ola de protestas iniciada tras la sentencia del ‘procés’, la violencia a la que habían asistido fue “de mucho mayor impacto” que la del País Vasco.
Unas declaraciones que provocaron la indignación de cierto sector de las víctimas del terrorismo etarra y de algunas formaciones políticas como JxCat, ERC, comunes y PNV.
En concreto, Rosa Lluch, hija del político del PSC Ernest Lluch asesinado por ETA en el año 2000 y candidata de En Comú Podem,opinó que “comparar lo que sucede en Cataluña con asesinatos”, como el de su progenitor, “no es sólo banalización del terrorismo, sino también un insulto a las víctimas”.
Marlaska matizó en una entrevista en Onda Cero al día siguiente de la publicación de la entrevista, que el titular de la misma -que posteriormente el periódico cambió- inducía a error y que lo que verdaderamente quería decir venía correctamente detallado en el cuerpo de la noticia. Esto era, que se refería a la violencia callejera, de cuestiones de orden público y de enfrentamiento directo con la policía y que, en ningún caso, quiso poner en el mismo plano los asesinatos con la violencia en las calles de Cataluña.
Una explicación que, a la vista de la asistencia de Marlaska al acto de la AVT, donde numerosas personas quisieron saludarle y fotografiarse con él, ha sido del agrado de una gran parte de las víctimas del terrorismo.
APOYO A LAS VÍCTIMAS Y TOQUE A BÉLGICA
Durante el acto, en el que estaba previsto que acudiera el Rey Felipe VI a recoger el VIII Premio Verdad, Memoria, Dignidad y Justicia pero que finalmente tuvo que ausentarse por motivos de agenda, Marlaska incidió en su apoyo a las víctimas.
“Es fundamental dar voz a quienes sufrieron el silencio y a veces el ostracismo”, manifestó el ministro, que agregó que “la derrota de ETA no quiere decir de ninguna manera olvidar sus crímenes” y que “su desaparición no borra sus acciones”.
Prueba de ello, prosiguió, es que “las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado siguen investigando y la Justicia sigue aplicando el Código Penal”.
Como ejemplo recordó la detención de Josu Ternera o la condena al autor de la muerte del funcionario de prisiones Máximo Casado, asesinado por ETA en el 2000.
En este sentido resaltó la importancia de la colaboración de Francia para la derrota del terrorismo etarra y puso en valor la importancia de la colaboración internacional entre instituciones democráticas, lo que podría interpretarse como un toque de atención a Bélgica para que cumpla con la euroorden emitida por España para reclamar al expresidente catalán Carles Puigdemont, huído de la Justicia española en ese país desde octubre de 2017.
Sobre este tema se pronunció también este miércoles durante una entrevista en Catalunya Ràdio en la que reconoció que la confianza mutua entre España y Bélgica podría verse afectada si ese país no entrega finalmente a Puigdemont.
«Todos los jueces tenemos que conocer que somos jueces europeos, no somos jueces belgas, no somos jueces españoles, no somos jueces franceses. Somos jueces de la UE, aplicamos primero el derecho de la UE», precisó.
El pasado martes el juez belga aplazó la vista de la extradición de Puigdemont hasta el 16 de diciembre.
MOMENTO DELICADO PARA MARLASKA
A pesar de lo amable del acto de este miércoles, Marlaska está viviendo un momento extremadamente delicado debido a su cuestionada gestión de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en el marco de la oleada de disturbios en Cataluña.
Al ministro le llovieron las críticas y el PP pidió su dimisión al ser descubierto cenando en un céntrico bar de moda de la capital el pasado miércoles 16 de octubre, dos días después de la publicación de la sentencia del ‘procés’, y en plena ofensiva de violencia callejera por parte independentistas radicales.
Además, el sindicato mayoritario Justicia Policial (Jupol) pidió esta semana su dimisión, al considerar que los cientos de policías heridos en Cataluña podrían haberse evitado con una gestión adecuada, que, a su juicio, no prestó Marlaska.
Para el sindicato la organización, tanto del ministro, como del director general de la Policía Nacional, Francisco Pardo Piqueras, como del director adjunto operativo, José González Giménez y del jefe de las Unidades de Intervención Policial, Miguel Iguzquiza, fue “nefasta”.