La familia Masaveu, pese a ser la que más dinero posee en Asturias, y casi en la Península, son totalmente herméticos hacia la prensa y a todo lo que supone exponer sus vidas privadas. Así ha sido durante las cinco generaciones que lleva la empresa Masaveu.
Tan solo han salido en revistas de economía hablando de sus adquisiciones y de su filantropía. Es por ese motivo por el que el nombre de Masaveu pasa desapercibido para la mayoría de las personas. Ni tan siquiera en las bodas, la prensa rosa ha tenido ningún tipo de posibilidad de exclusiva. Tanto ellos, como todos los que trabajan a su alrededor, se muestran totalmente herméticos sin desvelar nada que no sea lo meramente profesional.
Desde el 2005, al frente de los Masaveu de Asturias se encuentra Fernando Masaveu Herrero, del que se puede conocer un poco más que del resto, ya que es la cabeza visible de esta gran dinastía. Van en el puesto número 16 de las familias con mayor poder adquisitivo de España, con un patrimonio de 2.500 millones de euros, justo detrás de los hermanos Botín. En el 2016, por ejemplo, la empresa Masaveu terminó con un incremento de 100 millones de euros.
LINAJE MASAVEU
Los Masaveu llegaron a Asturias a primeros del siglo XIX desde Barcelona. Concretamente, fue Pedro Masaveu Rovira, 1827-1885, quien comenzó a trabajar en Oviedo como aprendiz en una casa de telas en el 1840, casándose con la hija del dueño y comenzando el imperio de Asturias. Después le siguió Elías Masaveu Rivell, hasta 1924. La tercera generación fue Pedro Masaveu Masaveu, hasta su muerte en 1968. Como cuarta continuó el hijo de este, Pedro Masaveu Paterson, hasta 1993.
Cuando Pedro M. Peterson murió sin descendencia, la empresa quedó al mando de su hermana María Cristina, quien nunca había querido estar muy presente en los negocios familiares, pero que, sin embargo, asumió la responsabilidad de todos los negocios como segunda, dejando a su primo, Elías Masaveu Alonso del Campo, como Presidente del enorme grupo de empresas hasta su muerte, el 21 de mayo de 2005, a los 73 años.
Al morir el cabeza de familia tras un largo año de enfermedad, el control de la empresa pasó a su primogénito, Fernando M. Herrero, con el apoyo y supervisión de Cristina. Esta no se casó ni tuvo hijos, por lo que, para evitar que el millonario negocio familiar se segregase, dejó todo preparado poco antes de morir para que Fernando Masaveu continuase con su dirección.
Cristina creo una fundación, la que aportaba a Fernando la mayor parte del patrimonio, casi el 18% del capital de Tudela Veguín, la empresa industrial más grande de la familia, más el 80% de la propiedad del Palacio de Hervia.
HERMANOS M. HERRERO
Del que más se conoce es de Fernando, al estar en la cabeza del grupo empresarial más grande de toda Asturias. Nació en 1966 y es licenciado en Derecho. Está casado y tiene tres hijos. Su padre, Elías, lo había estado preparando para el lugar que ocupa hoy en la empresa, y en 2005, tras la muerte de este y el apoyo de su tía Cristina, se echó el peso de tal responsabilidad sobre la espalda.
No obstante, este imperio de Asturias lo comparte con sus otros cuatro hermanos, quienes tienen cada uno una función dentro de esta.
José Masaveu Herrero (1967), también está casado y se encarga de dirigir el área agroalimentaria del grupo empresarial. En 1998 tomó el testigo de las bodegas y comenzó a organizarlas y ordenarlas como profesional. Se le considera un experto y apasionado del vino y de la agricultura. Se le tiene por una persona concienzuda y con una fuerte personalidad.
El más joven de los hermanos, Luis Masaveu Herrero (1976), se encarga de la división inmobiliaria. Es el presidente del grupo que lleva su nombre y se le considera una persona observadora e inteligente que sabe aprender de los mayores, quien, para sus hermanos, tiene un protagonismo relevante en la empresa familiar.
HERMANAS M. HERRERO
Carolina Masaveu Herrero (1972) tiene estudios de psicología y pedagogía cursados en la Universidad de Navarra. Cuando terminó su formación, contrajo matrimonio con un economista de Vizcaya, tuvo dos hijos y siguió su vida entre Madrid y Asturias para ayudar a sus hermanos con todo lo que respecta al mundo del arte de la empresa. Se la conoce como una mujer discreta y elegante.
De María Masaveu Herrero poco se sabe más que nació en 1968 y que en 2004 se lanzó, junto a su hermana Carolina, a montar una galería de arte, Fruela, en la calle Alfonso XIII de Madrid, en el 2004. La crisis comenzó a azotar este mundo y la tuvieron que cerrar en febrero de 2009. Hoy en día, ambas continúan en el mundo del arte, pero desde la faceta más conocida de la familia, La Fundación Cristina Masaveu, bajo la supervisión del primogénito Fernando.
FUNDACIÓN
Durante mucho tiempo, el apellido Masaveu era conocido tan solo en las páginas de economía por sus inversiones en las distintas empresas de la compañía. Y como los que ostentaban una de las mayores fortunas de Asturias.
En 2006, María Cristina Masaveu creo la fundación con su mismo nombre con una de las colecciones de arte más grandes de España. Cuando su hermano murió en 1993, Cristina vivía lejos de Asturias y no quería saber mucho de la empresa. A finales de los 70, se trasladó a Ibiza embelesada por el movimiento hippy, pero tras el fallecimiento se vio obligada a regresar.
Un año después, el 15 de diciembre de 2007, su sobrino, Fernando, decidió abrir las puertas de la hermética casa de los Masaveu, el palacio de Hervia y convertirlo en la sede de la Fundación Cristina Masaveu, siendo esta el centro tanto de actividad como de reuniones entre artistas.
La corporación Masaveu es propietaria de una inmensa colección de arte con su mismo nombre y desde 2013 es controlada y gestionada por la Fundación Cristina. En ella, podemos encontrar piezas que van desde la Edad Media hasta nuestros días. Esta importante colección se comenzó a unir en 1930 y ha ido creciendo con el paso de las generaciones.
La Fundación María Cristina posee obras de arte de la importancia de Goya, Federico de Madrazo, Sorolla o Zuloaga, haciendo esta colección privada de las más importantes del mundo en pintura.