La lista de los españoles que murieron en el campo nazi de Mauthausen publicada el viernes pasado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) no es sino la última desde que el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) intentara sin éxito durante la Segunda Guerra Mundial saber cuántos se encontraban en este lugar. Esta organización intentó sin éxito durante el conflicto conocer el número y la situación de estos españoles.
Los archivos del CICR referidos tanto a este asunto como a la Guerra Civil española fueron entregados al Gobierno español por este organismo en 2008 y se encuentran depositados en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, donde apenas han sido consultados por investigadores. Entre estos documentos se encuentra un listado completo con los españoles que perdieron la vida en el campo de Mauthausen y que también tuvo que estar en la delegación española del CICR.
Los datos publicados en el Boletín Oficial del Estado provienen básicamente de los listados ofrecidos por Francia en los años cincuenta del pasado siglo. Estos habían quedado apartados durante decenios y han sido ahora publicados tras el trabajo de un grupo de historiadores. Con ellos, los familiares de las víctimas españolas podrán comprobar o aclarar el destino de los suyos.
Sin embargo, el Comité Internacional de la Cruz Roja, con sede en Ginebra (Suiza) es el organismo internacional que se ha ocupado de gestionar las búsquedas que los familiares hacen de sus desaparecidos durante los conflictos bélicos o de los que saben que son prisioneros de guerra. Esto llevó al Comité a intentar averiguar durante la Segunda Guerra Mundial el destino de los españoles prisioneros en manos de los nazis.
El trabajo no dio fruto durante el desarrollo del conflicto, según la documentación de los archivos de este organismo. El CICR sólo tenía constancia de un número muy inferior de españoles de los que realmente se encontraban internados en Mauthausen.
Buena parte de los datos habían sido aportados por las familias de los prisioneros, que querían mantener contacto con ellos. El resto provenía del comandante del campo, que había facilitado alguna información al comienzo de la guerra, aunque dejó de informar desde octubre de 1941.
Otras averiguaciones realizadas posteriormente por el CICR le llevaron a la conclusión de que la mayor parte de los españoles de los que no tenían noticias, y que habían estado en otros campos, habían sido trasladados a Mauthausen. Este Comité Internacional mantuvo contactos infructuosos con la Cruz Roja alemana y se mostró impotente para conseguir la información sobre el estado de los prisioneros. En julio de 1944, un año antes de la liberación, este organismo especulaba con que muchos de ellos ya habrían fallecido.
EL PRIMER INFORME DE MAUTHAUSEN
Tras la liberación del campo de concentración y el final de la Segunda Guerra Mundial, este organismo descubrió finalmente la verdad de lo ocurrido. Según sus propios documentos, el CICR prestó especial atención al relato de uno de los prisioneros españoles, que consiguió reconstruir lo ocurrido. Se trataba de Fidel Ramos, teniente del ejército republicano. Dos meses después de la liberación de Mauthausen, los documentos de la dirección del CICR en Suiza hacen referencia al que consideran como “el primer informe detallado que habíamos recibido sobre el campo de Mauthausen”.
Según los cálculos de este prisionero, llegaron a entrar en Mauthausen unos 10.000 españoles durante el tiempo que duró la contienda mundial. Como señala el informe, el 5 de mayo de 1945, cuando fueron liberados los campos de Mauthausen y Gusen (auxiliar del primero), quedaban 300 españoles en el primero y 850 en el segundo.
El relato que hizo Fidel Ramos de lo que pasó cambia de manera radical la percepción que tenía el CICR de la cantidad de españoles que se encontraban en este campo de concentración. El testimonio es un relato que comienza contando cómo trece compañías de trabajadores españoles fueron hechas prisioneras en Dunkerque en junio de 1940. De aquellos 3.200 hombres, unos 1.200 fueron enviados a Mauthausen.
El testimonio de Ramos ofrece unas cifras aproximadas del número de españoles que pasaron por el campo de concentración, que no concuerdan exactamente con las investigaciones históricas posteriores. Lo que sí señaló este prisionero fue lo ocurrido con la diferencia entre los miles que entraron respecto a los que salieron: “el resto, a causa del régimen de vida en el campo, pasaron a la categoría de inválidos y eliminados por múltiples procedimientos”.
En la documentación del Comité Internacional de la Cruz Roja también se puede comprobar cómo este organismo envió a su delegación en España en junio de 1946 una “lista de deportados, fallecidos en el campo de concentración de Mauthausen”.
Este listado se realizó “sobre la base del registro oficial de los fallecimientos del campo de concentración de Mauthausen”. El informe añade que el registro “ha sido puesto a nuestra disposición por un exdeportado que ha podido salvar estos documentos en el momento de la liberación del campo”.
Además, el CICR concluyó en aquel momento que “se pueden considerar estos cálculos como exactos”. Un ejemplar de la lista, por lo tanto, debía encontrarse en manos de la delegación española de este organismo. La relación de fallecidos ocupa 82 folios con el nombre, fecha de nacimiento y de muerte de aproximadamente 4.000 españoles que perdieron la vida en este campo de concentración.